martes, 21 de febrero de 2023

Este blog se mudó

 Bueno, si en algún momento aaaaalguien quiere seguir leyendo sobre mi vida y aventuras (ya no tan vaciadas), pueden seguirme en mi nuevo blog/sitio web: https://yokobernal.com/ 


Bai. 

jueves, 14 de marzo de 2019

Adiós al pequeño cuervo malcriado

Lo he alargado y alargado durante estos primeros meses del año, pero es inevitable esta despedida. Ya lo pensé, lo repensé y lo volví a pensar. Este blog nació con la ilusión de explotar mis habilidades de escritura, creativas y de sacar de mi cabeza todo lo que tenía atorado: poesías, pensamientos, dolores y amores baratos que me ilusionaban muchísimo y luego me dejaban por la calle de la amargura.

Luego, por ahí del 2014 este pequeño espacio se convirtió en mi diván, en mi terapeuta y mi mejor amigo, es en ese entonces donde escribí muchísimo, pasé por la historia de un ex amor, La navidad invadiendo en septiembre, mi tatuaje de globo de texto, estuve en la FIL del Zócalo, muchas cartas, muchos pensamientos, muchas fotos vaciladoras con los coguorquers, encontrarme a mí misma y no tener miedo a estar sola

Conocí a Alonso en 2015 y de ahí ha sido un compañero de grandes aventuras: fuimos a Perú, Huatulco, Mazatlán, idas al hospital, fuimos a La Mole, adoptamos a Guantes "El bello", ¡nos mudamos!, mucha comida rica, unos kilos de más, pero él me ha ayudado a ser una mejor persona. 

Este blog presenció que empecé a ir a terapia, cambié de trabajo suficientes veces, me he cortado el cabello unas 6 veces desde la creación de este espacio, estuve en box, aquí quedarán para la posteridad todas estas y muchas más historias que han pasado en casi 8 años. Ustedes, sí los que me leen siempre, de vez en cuando hasta los que odian mi blog y lo escriben en los comentarios, han sido testigos de todo lo que he pasado, lo reído, lo vivido, lo llorado, el drama, el amor, la alegría, los platillos, los viajes, mis declives, pero sobretodo han estado conmigo acompañándome en este viaje y es muy triste tener que decirles adiós... 

No me voy del todo. Este blog lo creó una Yoko Be distinta a la que soy ahora. Una Yoko Be que estaba loca, desordenada, entusiasta por la vida, las cosas y, por supuesto, por compartirlas. Ésa chica ya no soy yo, me gusta compartir, pero soy más exclusiva. Últimamente he preferido la intimidad, las charlas de café, la convivencia con amigos, los videojuegos en casa, las noches sin nada qué hacer con Alonso. Pronto volveré en forma de otra cosa, puede ser blog o un programa de radio o, quién quita y hasta en forma de youtuber. Ya les estaré avisando. 

Agradezco infinitamente su compañía, su cariño y que hayan sido fieles lectores. Les apapacho sus cuerpecitos y les mando un afectuoso apretón de nalga. 



Este blog no se cierra sin antes poner una foto de mi amigo Alberto Aceves, quien ha sido testigo de este espacio de drama y de quien jamás puse una foto, pese a que escuchaba mis dramas, incluso antes que ustedes. 

¡Te quiero, amigo!


miércoles, 14 de noviembre de 2018

¡Gracias 28!

Ayer fue mi cumpleaños, cumplí 29. Recibí muchas felicitaciones, llamadas, mensajes y WhatsApp's con harto amor, cariño y buena vibra desbordada. Dicen que una atrae lo que piensa y lo he comprobado este año porque con ayuda de la terapia, saber poner límites, definir hacia dónde quiero ir, cómo quiero llegar y, todo, todo, TODO, hacerlo feliz, una lo logra.

Los 28 fueron de mucho aprendizaje introspectivo, de ser más positiva, de no enfocarme sólo en lo negativo. De sonreír más a la vida y, sobre todo, darme cuenta de las cosas buenas que el universo me brinda a manos llenas.

Este año, encontré trabajo cerca de la casa (por Toreo), tuve la esperanza de que sería bueno, me di cuenta que no y renuncié, me fui de vacaciones a Mazatlán, regresé con trabajo, entré a Teran (¡Lo logré, gooooooei!), renuncié a la semana porque tuve una gran oportunidad para trabajar en SURA México.

Tuve pastel godín con mis compañeros de trabajo, estuvo bien rico. Fuimos a comer, también estuvo chido. Mi jefa me regaló la novela gráfica de The end of the fxxxing world y un globo del emoji del gato enamorado, fue un detallazo bien chingón y rifado. Alonso me cantó las mañanitas, pues... estemmm... en la mañanita. Mis papás y mi mamá también me llamaron. ¡Todo estuvo chingón, les digo!

También le doy gracias a dios y al universo de que Alonso esté bien y sano, de dar un giro a nuestras vidas por salud, para bajar de peso, y eso también es una forma de amor. Tenemos muchos planes juntos, compramos nuestra camionetita. Estamos formando una bonita familia gatuna. Ahora soy feliz, un cachito de mi felicidad es que mi psicóloga me dará vacaciones por tres meses con miras a darme de alta (yeeey), ha sido un trabajo difícil, pero que valió la pena (y cada centavo en estos dos años y medio).

La vida ha sido buena, yo le sonrío y ella me sonríe. Soy afortunada por tener a todas las personas que me rodean, incluso en la distancia los quiero y los llevo en mi corazón.

¡Ya empezaron los 29! Estoy emocionada por el guateque del sábado para celebrar con mis amigos, nos vemos el sábado, chiavos y sigamos bailando porque como dijo Celia Cruz: "la vida es un carnaval, ¡azúcar!"


lunes, 22 de octubre de 2018

Mazatlán

Hace dos semanas estaba en la playa, sin padecer el frío de la ciudad, despertando con el sonido de las olas del mar rompiendo en la arena, descansando todo el cansancio acumulado y la tensión que guardé durante cuatro meses. La tristeza se fue. La desesperación se me curó en el agua salada.

Mis ojos se maravillaban diario al mirar, hipnotizada, las olas romper. Las olas bravas, oleaje fuerte del mar del Pacífico, sonido que arrullaba mi mente, la calmaba. 

Mazatlán fue un lugar sanador donde encontré sanación, las distancias cortas, su comida, la belleza, la gente y la cerveza al por mayor, por doquier para quitarse la sed. Amé el aguachile, el atún y los camarones más ricos que he probado en la vida. Rompí la dieta, y es que fue inevitable no hacerlo, no pensar en si eso tenía mucha grasa o no, que si los carbohidratos, que si las proteínas, que si las porciones... ya tendría tiempo para pensar en eso. Rompí la dieta y lo hice bien. Comí delicioso y no me puse restricciones (bueno, la única fue comer hasta estar satisfecha). Caminé mucho por el malecón, por las calles de la Zona Dorada, por el Centro, por el mercado, por sus calles bañadas por el sol y sus vendedores de tours al por mayor. 

Disfruté estar ahí. Alonso y yo nos agradecimos por todo: por la vida, la salud, los planes, las alegrías, estar juntos, ser una pareja, por formar esta pequeña familia gatuna, por superar las tristezas y por ser fuertes. Le dimos gracias a dios, a la vida, por seguir aquí, disfrutando, disfrutándonos a cada momento y cada cosa. Apreciamos ser buenos compañeros de viaje y disfrutar, amar la comida a cada lado que vamos.

Me quemé las plantas de los pies con la arena, me bronceé lo suficiente, me picaron mosquitos al por mayor, nunca falta el golpe, moretón, de cada viaje (mi torpeza no perdona), me traje un kilo de más y, como siempre, mi cabello fue un relajo, pero por primera vez en la vida, me hice dos trenzas desde arriba, aunque me terminaron doliendo los hombros (*inserte risa socarrona*). 

Sin duda, Mazatlán fue maravilloso y lo disfruté con el alma y el corazón. 

Foto: Yoko Be

martes, 16 de octubre de 2018

Renuncié

Iniciando el mes renuncié a la agencia donde estuve desde junio. Les dije adiós porque desde el día 1 no sentí que fuera mi lugar, no hubo química, no hubo ese "algo" que da buena espina.

Renuncié porque no hubo conexión con mi Cuentas ni con el Copy estrella, me aburría, me chocaba no ser autónoma de mi tiempo a la hora de la comida y que no tuviera un lugar adecuado para trabajar por no uno, no dos, no tres, sino CUATRO meses, lo que me provocó inflamación en los tendones de ambas manos, un dolor que ya no me dejaba dormir en las noches.

Renuncié porque cuando les dije lo que me había provocado esa situación se pusieron en un plan muy pedante y agresivo conmigo.

Renuncié porque la vida es demasiado corta para vivirla infeliz, insatisfecha, con cara de culo todos los días. La vida es muy corta como para estar esperando que las cosas ocurran y vivirla aburrida todos los días, todo el tiempo.

Renuncié porque fue salud mental y amor propio.

Lo peor de todo es que no me dieron carta de recomendación porque tuve "amonestaciones" durante mi estancia en esa agencia; cabe aclarar que esas "amonestaciones", (faltas administrativas pa' los cuates) fueron injustificadas y totalmente arbitrarias. (De haber sabido, los hubiera demandado por lugar inadecuado de trabajo, en fin.)

Ya inicié una nueva aventura ayer y está chingón.

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jueves, 27 de septiembre de 2018

Nublada

Llevo semanas bajoneada.
Tengo un sentimiento atorado en el pecho y no sé cómo sacarlo.
Me bajoneo demasiado con esta situación.
Estoy desanimada, con desgano.
Me cuesta despertar por las mañanas, no sueño por las noches.
Detesto sentirme así.
¿Qué puedo hacer?
¿Qué debo hacer?, me pregunto a diario mientras leo,
mientras escribo,
cada que respiro.
Sabes lo que debes hacer, me dice mi cabeza.
Trabajo en ello, le respondo yo.

¿Verdad?

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viernes, 14 de septiembre de 2018

Nunca fui emo, ¿o sí?

Hace poco una historia en Instagram me hizo recordar que en 2007-2008 había un odio desmedido hacia los emos y yo, por esos años, me vestía con suetercitos de rayitas y pues me peinaba de raya de lado (como ahora, eso no ha cambiado) y sí escuchaba My Chemical Romance, pero no me quería cortar las venas, aunque sí estaba deprimida.

En fin.

En segundo semestre, mientras iba en el camión rumbo a mi casa en Mixcoac se subió un tipo con su novia (ojo: su novia, mujer), me ve y dice "mira, amor, una emo, vamos a matarla". La chava no dijo nada. Los pasajeros tampoco. Me aterré, no supe qué decirle porque iba sola y me asumí en una posición vulnerable, más porque vi videos de golpizas terribles a estos chavos y sentí miedo de que me fuera a hacer algo.

Todo el camino me acosó. Se puso exactamente detrás de mí y me iba golpeando con sus codos, hasta que le grité "¿qué te pasa, cabrón?". Su novia le pidió que me dejara en paz y la calló. Nefasto el tipo. Se calmó un poco luego de que le grité, pero cuando se bajó me gritó "pinche emo loca" y me mandó un beso. Creepy el asunto, les digo.

Luego de eso, dejé de usar mi suéter favorito y ya no me pinté los ojos tan negros y ya iba bien al tiro siempre que iba en la calle, una nunca sabe cuándo un cabrón loco/demente/culero va a salir con una pendejada y te querrá herir. Luego de eso me prometí jamás quedarme callada.

También me encontré esta foto de esos años y pues sí se ve mucho el estilo, pero eso no justifica NAAAAADA, NADA que por tu vestir te quieran matar, pero aquí estoy: viva y coleando.
*pone bracito luchón* (ja)

Y usaba las uñas laaaargas (naturales, por supuesto)