jueves, 15 de diciembre de 2016

Entre humo y bailongo en la fiesta de fin de año

La agencia donde trabajo se caracteriza por hacer buenas fiestas o, al menos, quienes trabajamos aquí nos destacamos por hacer de lo malo algo sumamente bueno, pasarla bien y divertirnos hasta el cansancio extremo, así que esta vez no fue la excepción en la fiesta de fin de año donde se juntaron todas las agencias del grupo publicitario al que pertenece Nurun.

Nos llevaron desde la Del Valle a Santa Fe en un camioncito rascuacho sin aire acondicionado, con un calorón horrible, nos estábamos sofocando como reses y atrapados en el tránsito porque de tooooodas las rutas posibles escogieron la fabulosa y rapidísima Constituyentes en hora pico. No saben, ya estábamos desesperadísimos y por eso llegamos como media hora tarde.

El lugar al que nos llevaron se llama Bar27, un lugar demasiado pequeño para demasiadas personas, hacía un calor horrendo y me daba escozor no tener ni un poquito de espacio vital, pero todo mejoró una vez que pusieron música pa'l bailongo, como que disminuyó la tensión.

Me la pasé con mis compañeros de la nueva cuenta donde estoy, son bien divertidos y desmadrosos, ninguno es mala copa y, hasta eso, se comportan a la altura. Nadie hizo desfiguros más allá de lo establecido socialmente. El alcohol, creemos, estaba rebajado porque nomás no pegaba, yo bebí sólo un par de cervezas porque apenas salgo de un problema de salud, aunque me desmandé y bebí más de lo que dije (como siempre, no me crean cuando les digo que nada más me tomaré una, los estoy timando).

Socialicé, como siempre. Bailé hasta el cansancio, o sea hasta que me dolió la rodilla y ahorita me truena chin-chin y es muy feo y triste andar así subiendo las escaleras. Pero el bailoteo no lo cambio por nada y esos momentos de felicidad tampoco. Hicimos un par de osos, bailamos descoordinados las cumbias y seguro Katia nos tomó fotos donde salimos con alguna pose extraña jajajaja.

También como dejaron fumar dentro del lugar, toda la ropa y mi cabello terminaron con el delicioso perfume del tabaco, ah... reviviendo los tiempos de la Universidad cuando dejaban hacer eso en todos los lugares cerrados, ¡qué tiempos!

Hoy ha sido la muerte venir a trabajar desvelados, crudos, con ganas de que la Tierra se acabara o que cerrara la agencia por un día. No es de Dios, les juro, no es de Dios. De hecho, tengo la ojera derecha taaan marcada que parece que me dieron un golpazo en el ojo, pero no.

Hicieron rifa de pantallas, bocinas, mini iPads y no me gané nada, pero varios del equipo sí. Ni modo, a veces se gana y otras no, mi destino es sólo ganar alcohol #CuervoAlcohólica. Ahí pa' la otra.

Mañana es el intercambio del equipo, a ver si sí me toca lo que pedí, ¡qué nervios!


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