Este octubre fue uno de los más difíciles emocionalmente en mi vida. Me la pasé transitando entre un estado anímico a otro sin césar, de la alegría a la tristeza, de la tristeza al enojo, del enojo al llanto, del llanto a la culpa, de la culpa a la soledad, de la soledad a recomponerme y volver a sentirme feliz. Difícil y muuuuuy cansado.
Y sí, fue el octubre más amargo de mi vida, no pude compartir mi alegría por esta época que tanto me gusta (al escribirlo me dan ganas de llorar) y me sentí tan sola porque no estuvo una persona importante en mi vida y debo tomar una decisión en este mes que inicia.
Debo admitirlo: me da miedo tomar la equivocada, pero octubre ya se fue y llegó noviembre con su nuevo aire, sus panes de muerto, las visitas de nuestros muertos, mi cumpleaños 27 (y sus invariables crisis).
Y ahora noviembre me susurra al oído: ¿tú qué quieres?
...y creo saber la respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario