martes, 11 de octubre de 2016

Soñé tu voz

Estaba dormida en una silla de la Central de Autobuses, pasando el frío propio de la madrugada en un lugar cálido como lo es un sitio público y de paso, estaba muerta por tanto ajetreo, papeleo y el cansancio emocional.

Mi viaje saldría a las 7 de la mañana y recuerdo que justo a las 2 de la mañana desperté sobresaltada, el frío me hizo evocar tu presencia. Me asaltaron los recuerdos de tus brazos cálidos rodeando mi cuerpo, tus piernas calentando mis pies helados y tu cuerpo acompañando al mío. Resistí el impulso de llorar, no quería tener esa recaída en un lugar público. 

Mi mente te extrañó y mi cuerpo también. No lo quise aceptar porque me daba miedo reconocer que aún te necesitaba, te quería en mi vida, pero se nubló la fantasía, eso no volvería a pasar, sabemos que no tuvo un final feliz. 

Suspiré, no sé cuántas veces, pero suspiré profundamente. Puse una mano en mi pecho y pude sentir mis latidos arrítmicos entre el sobresalto y el dolor. El frío no ayudó a sentirme mejor. Cerré los ojos, respiré, visualicé tu sonrisa, tu nariz, tu cara, tus labios, tu olor, tus manos, tus dedos, tu voz... ¡y me quebré! 

No puedo irme, ¿en qué estoy pensando?, me dije en voz alta. Me dieron ganas de tomar un taxi e ir a tu casa, decirte que te extraño, que te amo y que el divorcio doloroso fue un error... me detengo. 

En el camino pienso que te extraño, me haces falta y lo único que quiero es escuchar tu voz. Sólo eso: tu voz. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario