lunes, 10 de octubre de 2016

Aventura en Tolantongo (o de cómo conocí a unos primos)

Este fin de semana, luego de mi estado deprimente de la semana pasada (que aún no se va del todo), agarré mi traje de baño y mis chanclitas para irme a Tolantongo. Karla me invitó y creí que me haría bien para despejar la mente, no sentirme pachiche en mi casa viendo series frente a Netflix y para pensar con más claridad. También para reírme como pinche loca que estoy.

Bueno, resultó que acepté largarme. Creímos que encontraríamos un bonito cuarto en alguno de los hoteles que hay ahí, pero no. No encontramos. Al contrario, tuvimos que rentar una casa de campaña para quedarnos Karla, Carmen (amiga de Karla) y yo, al principio pareció buena idea y nos gastamos -casi- lo mismo. Apenas si alcanzamos un lugar para acampar, ya estaba todo atiborrado.


En la combi rumbo a las Grutas venían dos parejitas, quienes venían escuchando la bola de albures, tonterías, risas e historias de tragicomedia que platiqué en el camino. Como llegamos juntos, uno de ellos propuso que nuestras casas estuvieran juntas, quesque pa' cuidarnos entre todos. Así lo hicimos y los llamamos "primos". Primo esto o primo aquello, se sentía hermandad.

Una vez que se puso la casa de campaña, compramos una lona pa' cubrirnos ante las lluvias, no iba a pasar nada. Confiadas ante la aventura que nos esperaba, nos acomodamos en la casita, quesque, para cuatro personas y nos pusimos los trajes de baño para ir a recorrer las grutas y el río y las pocitas.


Fuimos a las grutas y luego nos metimos al río. Cabe destacar que cuando quise sentarme a sentir la caída de agua, el río me dio un revolcón tremendo y acabé en un cuenco atorada unos segundos y medio ahogándome, gracias a eso traigo un moretón en la nalga derecha y el muslo izquierdo, no me explicó cómo pasó así, pero pasó. Karla se puso a gritar "¡sácala, Carmen, sácala!" y luego se empezó a burlar de mí porque abrí los ojos al salir.

Nos hicimos amigos de los primos de Tola y platicamos muy amenamente de nuestras desgracias, ¿cuáles?


Verán, como a eso de las 11 de la noche empezó a llover como si Tláloc se hubiera encabronado de que abandonara la CDMX para despejar mi mente sin avisarle a nadie de mis planes de diversión, así que como a las 12 empezamos a sentir frío y luego me desperté porque mi trasero estaba completamente mojado. Tocamos la colchoneta y splash splash escurría agua. Sólo pudimos sacar la ropa seca y a mi hijo-huevo (de eso les cuento después), algunas cositas para que no se pusieran peor y nos refugiamos en el baño.

Ahí dormimos desde las 12:30 hasta las 7 u 8 de la mañana que nos fueron a sacar. No fue la mejor noche, me duelen las nalgas aún, también la espalda y todo el día estuve mojada de los pies y húmeda de la espalda porque mi chamarra se mojó horrores. Mi mochila terminó siendo un guiñapo, no tanto como la de Karla que escurría agua y lodo.

Cuando clareó pudimos ver la tragedia. El río se desbordó y ese río que una vez fue azul claro ahora era marrón, como si fuera un cauce de café con leche y estaba bravo con ganas. Se desgajó una parte frente a la que era nuestra tienda de campaña y uno de los primos lo encontramos casi al lado de nosotras. La otra pareja, nos cuenta, se quedó ahí a dormir, mojados y sin ropa seca.

Ayer nos fuimos a las pocitas y la pasamos bien. Cuidamos las cosas y nos empezamos a reír de todo lo que habíamos pasado, ¿ya qué otra nos quedaba? La pasamos bien y es increíble cómo unos "desconocidos" pudieron salvar un viaje que se veía como un desastre.

Claro... como escucharon nuestra plática en la combi, uno de los primos llamado Ricardo me dijo: oye, lo que platicabas, cómo odié al güey del que hablabas. ¿De quién?, pregunté. De ése que te mandó el mensaje de "¿cómo estás?". ¡Ah!, Andrés, dije. ¡Ándale, pinche Andrés!, repuso. Y así fue como surgió el hashtag local #PincheAndrés. También el otro local #CasiSeMeCaeUnDedo y #LosPrimosDeTola.

Definitivamente, salir con Karla y con Carmen fue una de las mejores experiencias del año. Aún me duele la cara por las risas sin fin que tuvimos y aún tengo sueño por mal dormir un día, pero este fin de semana pasó a la historia, de esa bonita y feliz.

¡Gracias!

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