viernes, 21 de agosto de 2015

"Dejar ir": un mal necesario (#dicen)

Como que a veces una se harta, se harta de todo. Por ejemplo, en el último año me he desprendido de muchas cosas, situaciones, actitudes (mías y ajenas), lugares y personas, entre ellas amigos cercanos, me cansé.

Me cansé de siempre ser la debilucha enamoradiza que corre a ellos para contarles sus problemas, aquella mujer incapaz de resolver sus embrollos sola, incómoda unas veces, otras más generando lástima cuando lloré desconsolada porque me rompían el corazón.

La gente se cansa y una también. Una ve esa mirada de "ay, ahí viene de nuevo la misma historia" o esos abrazos forzados, pero que también son sinceros aunque dejan un mal sabor de boca. Y me harté de esas personas, no tenemos necesidad de estarnos aguantando ni chingarnos la existencia ni forzando lo que no da ni pa' más ni pa' menos, sólo no checa.

A veces es bueno soltar, dejar ir, aprender cuándo es tiempo de cerrar el capítulo de esa amistad y empezar una nueva historia, guardarla como algo bonito y que acabó bien.

Por muchas cosas que pasaron a lo largo del año pasado y parte de este es que me he vuelvo hermética, incluso con ellos. No escribiré nombres, eso no va con este post, no. Los extraño, mucho, pero ya no pienso tolerar, de nuevo, un "ya se te pasará y volverás a lo mismo", "¿para qué te emocionas si ya sabemos cómo va a acabar?" o que me criticaran por mi modo de ser en las relaciones. Como si yo me metiera en sus relaciones y les dijera: "ay, por dios, qué asco... tener una relación, guacala, ven, mira te puedo mostrar el amor libre...". ¡¡Payasos!!

Sólo necesitaba que me escucharan cuando más hundida estaba y nada. Sólo fueron culeros y ahora ya no los quiero en mi vida. Les aprecio por lo que fueron y significaron, pero basta de lastimar, basta de creer que ese tipo de comentarios son de mis amigos, los más cercanos, los más allegados, los que más quiero, los que son como mis hermanos (o a quienes consideré como tales). Se acabó.

Salí de la depresión, de los ataques de ansiedad, de las lágrimas a media madrugada, de la impotencia de no poder escribir una sola palabra para mí con ayuda de personas que ni siquiera me hubiera imaginado, unas siguen aquí, otras se fueron por una u otra razón de mi vida o yo de la suya y ni está tan mal.

Otra de las lecciones de este año es que una debe dejar ir. ¿Por qué? Sólo para ser un poquito más feliz y menos ruin consigo misma. Nada más.

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GRACIAS a quienes sí estuvieron hasta para limpiar mis mocos, escuchar con paciencia mis repetitivas partidas de madre, mi inestabilidad y mis formas violentas de ser. Gracias a quienes siguen estando desde hace muchos años, aunque a la distancia, queriéndonos un poquito más mientras bebemos café, ustedes saben quiénes son.

Para ustedes todo lo mejor, los amo. :)

1 comentario:

  1. No pude no escribir en este post porque debo agradecer que siempre me has escuchado pese a que somos tremendas "desconocidas".
    Sé que cuando decida hacer lo que tú hiciste (dejar ir) serás una de las que esté ahí para escuchar (espero).
    Y bueno, ooobvio yo también estaré ahí para cuando tú lo necesites, solo es cosa de que voltees tu silla :3
    Te quiero, pequeña Yuriko

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