viernes, 19 de junio de 2015

Las luciérnagas y el amor

Ayer fui con Sarita (my love) a ver la obra de teatro "El amor de las luciérnagas" y quedamos fascinadas. Es una excelente puesta en escena con recursos básicos, pero una interpretación bárbara de lo que a veces nos resultan las relaciones... no, no a veces, por lo regular son las relaciones y esas amistades incondicionales que son pocas, contaditas con una mano.



Les contaré, pero no les arruinaré nada: es la típica historia de una chica que tras una decepción amorosa se va al fin del mundo, Noruega, a olvidarse de todo. Compra una máquina de escribir que tiene una maldición vikinga. Y como ustedes (ay ajaaaaá) saben allá hace un frío que sólo se aguanta tomando vodka, entonces, María se pone una buena peda (como la que yo me puse el 10 de mayo del año pasado) y se pone a escribir que ella le pide a "otra yo" que se haga cargo de su vida porque ella ya está muy cansada y pum se hace realidad.

El recorrido es una búsqueda de sí misma, es un reconocer lo bueno, lo malo y lo peor de uno mismo. Darse cuenta que el amor, la familia, las sonrisas y las personas cambian. Las situaciones cambian. Los sentimientos cambian y el perdón también es válido dárselo para volver a ser feliz o, de menos, intentarlo. A veces, lo que creímos que sería para siempre, no fue para siempre y eso también es bueno.



Ah sí, claro... las luciérnagas. Resulta que el noviecito de María le dice que su amor es como la luz de las luciérnagas: intermitente. Y cuando se encuentra en un prado lleno de esos bichos luminosos, se derrumba, llora y dice que ella no es una luciérnaga, que a ella no le brilla el culo (jajajaja... bueno, no tenía que ser literal)... sin embargo, al final, decide soltar todo y dejar ser a esa otra yo, dejar de ser María para ser alguien más, reiniciar algo en su vida. Tal vez tampoco sea el amor de vida, el indicado, pero vale la pena ser feliz, intentarlo; quizá después todo vuelva a estar jodido, pero... meh. (Algo así dice al final y me puse a llorar porque me llegó).

¿Les suena eso de soltar, perdonar y volver a intentarlo? A mí sí. Luego de Diario de un ex amor y todo lo que sucedió a lo largo de ese año, aprender a estar sola, sentirme mierda por no tener relaciones largas y estables, ponerme a llorar cuando me sentía mal, alejarme de amistades, sentirme mocha y no poder escribir en mi libreta negra, encontrarme al ex y al fin soltarlo, rehacerme desde los pedacitos que quedaron... me suena tan familiar. Quizá por eso lloré en la obra porque me identifiqué con todas las etapas y los cambios que he tenido.

Vayan a verla, todavía estará hoy, mañana y el domingo y el próximo jueves, viernes, sábado y domingo. La puesta en escena NO tiene desperdicio, es divertida hasta el cansancio y con hartas cosas que nos han pasado, o pasan, en algún momento de la vida.


Está en el Teatro Julio Prieto, lleguen con harta anticipación porque hay mucha gente, o compren sus boletos en Ticketmaster, como yo, porque los boletos se acaban de volada. Los jueves (o sea nomás el próximo jojo) cuestan 30 pesos. No se van a arrepentir. Si van me dicen que les pareció.

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Por cierto: me tatuaré una luciérnaga, pero ésa es otra historia que ya escribiré pronto.

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