Oveja me acompañó por segunda vez a este pachangón, es una gran compañía de baile, grito, canto y risas, por eso me encanta ir con ella. (Sí, me encanta, la pasamos bien), además compramos nuestros boletos desde que salieron (jajaja... todas traumadas) porque nuestro deseo era que debíamos estar hasta enfrente o lo más cerca posible del escenario y sí, nos tocó en la fila C, o sea bien cerquita de esos guapotes.
No faltó el chiste de Krustofsky ni el bailongo con la banda. No faltó nada, pero sí le sobró el show del principio, a mi parecer y el de Oveja, fue innecesariamente largo y aunque estuvo bueno, llegó un momento en que resultó aburrido. Todos en el Teatro queríamos bailar, saltar y cantar con ellos.
La verdad, en cuanto sonó Buongiorno y después Influenza me importó un pito dejar mi cosas botadas e irme a bailotear con los de la banda. Ya no paré, a pesar de que estaba sumamente cansada, por mi fin de semana destructivo de tres días, no paré. Claro, el domingo me dolían músculos que había olvidado que tenía en el cuerpo u otros que ni siquiera sabía que tenía, por ejemplo.
También debo admitirlo: cuando tocaron Amanece me acordé de tantas cosas del año pasado y que cuando fue su concierto en el Lunario del Auditorio pues yo estaba enamorada hasta el tuétano de Andrés y se la canté a todo pulmón y quedó grabado en mi antiguo cel que, por fortuna, formateé y no recordaba el osazo de eso hasta ese día cuando la escuche en vivo y grabando de nuevo con mi celular.
Y como ya es tradición cerraron con No corro, no grito, no empujo y se puso buenérrimo el desmadre, además subieron a hartos niños a convivir y bailar con ellos. Muy chido.
Me gusta Triciclo Circus Band más allá de que esté bien guapo Alejandro Preisser o su primo Luis o porque Krustofsky es la mera buena vibra o Gladys toca maravillosamente la tuba o César entrenaba conmigo box, no. Es porque mantienen su estilo bien arraigado, no pierden el contacto con la gente y esa frescura. No se les ha subido la fama ni se han mareado con el tabique del éxito. Son sencillos, humildes y sus shows me fascinan.
Sí, son mi banda favorita y sí, seguramente, pronto los volveré a ver en un evento gratuito o en uno pagado, pero siempre es un placer re-conocerlos y verlos.
Aquí la crónica que hice para El Universal DF sobre el conciertazo de aniversario. Me quedó mona, creo.
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