Este viernes estuvo buenísimo. Fui al odontólogo a que me hiciera el presupuesto (gracias, Lore) para enderezar mi mordida, porque está chueca, porque me duele, porque me provoca dolor de cabeza y dientes, entonces es todo un problema. Lo malo es que me costará una fortuna y quedaré sanita de mi boca pero rota de mis bolsillos. En fin...
Luego fui a tomar un helado románticamente (*salen corazones*) allá por Polanco en la Nevería Roxy, el precio lo vale. LO VALE. Probé una de menta y de mamey que estaban buenísimas. Después hablé con Luma y le dije todo el chismazo, creo que igual que yo estaba emocionada por lo que le conté. Tuve que colgarle porque Elisa y sus amigos llegaron y aquí es donde empezó la noche loca de puro baile y zandungueo y perreo y gritoneo intenso y harta cerveza.
Como querían bailar y cantar, pues me los llevé al London Blue (está en la calle de Londres, casi esquina con Génova, en la parte de arriba) y compramos un cartón de chelas para quitarnos la sed maligna que traíamos. Se puso bueno el baile con las salsas, cumbias de Los Ángeles Azules y Ximena "Piernas de trompo de pastor" Sariñana, las de Gali Galeano, Alberto Barrios o los éxitos y clásicos del rock en inglés o las típicas en español El final, Persiana Americana, Si... entre otros hitazos de antaño (#TíaCuervo).
En cuanto empezamos a mover el botecito ya no paramos. Hasta bailé los hitazos de electrónica y reggaetón (perdón, les diría que no lo vuelvo a hacer, pero siempre lo hago porque pues qué oso irte de la pista de baile y quedarte a medio popurrí de mil minutos... ¡noooo! Ante todo la dignidad del bailador) y salté como demente, sí sí sí me duele la rodilla y la espalda y el cuello y la cintura (donde alguna vez existió) y estoy meeeega cansada, pero ¡qué chingón estuvo!
El mesero nos atendió re chido, a una amiga le gustó, pero no le quiso hablar ni nada. Felipe, el amigo de Elisa, re vacilador y buenísima onda, el puro ambiente. Quedamos que prontamente iremos al Marrakech (esperen noticias) y la pasaremos bombísima allá.
Tuvimos que movernos del lugar porque sentíamos que dos personas no la pasaban taaan bien con la música, porque empezaron a tocar puro rock en español. Después de deambular como mil horas regresamos al miiismo lugar. Hubo pelea campal (¡MEROL!) y sacaron al morro que inició el pedo entre cuatro guardias, todo muy locochón, lo sometieron bien rudo, estuvo loco. Tenía mucho que no presenciaba una pelea de ésas por culpa del alcohol y la mala copez de alguien que no controla su embriaguez (si no la controlan no la tomen, chavos. Digo... a mí me alegran, pero no está chévere no recordar nada, creo yo). Después todo volvió a la normalidad y la banda tocó su último repertorio, incluyendo Razón de Los Caligaris. Y enloquecí. También me di cuenta que soy una rocola andante, me sé todas las rolas jojojó tan años de fiestas familiares han servido de algo (¿?).
Ah: sí: como ya no queríamos beber aún sobraban 5 cervezas, así que como buenas borrachas empedernidas echamos las cervezas sobrantes en nuestras bolsas y no nos dimos cuenta que la cámara de vigilancia estaba a un lado de nosotros (jojojojo ¡genioooos!), pese a eso decidimos jugárnosla y sacar esas cervezas que eran nuestras porque las habíamos pagado. Ahí les va cómo estuvo la escena:
LUGAR AMPLIO, OSCURO, CON LUCES DE ESTROBO Y CALOR. MADRUGADA. GRUPO DE CINCO (DOS HOMBRES Y TRES MUJERES). TODOS CAMINANDO EN HILERA.
Casi rumbo a la salida son detenidos por un hombre fortachón.
Fortachón: ¡Por acá! -señala una puerta con dos guardias-
Mujeres con las cervezas (piensan): Madres, ya valió madre, nos encontraron las cervezas.
Todos: ah sí sí sí...
Cuidador de la salida de emergencia: ¿Cuántos son? ¿Dos?
Yo: Cinco
Cuidador: Ok... pasen.
Mujeres (susurran una a la otra): güey, no mames... creí que nos iban a cachar con las cervezas. Fiu...
Yo: Ya sentía que nos consignaban por llevarnos cuatro cervezas
Elisa: Ya sé, yo pensé "ya valió madres, nos van a revisar".
Yo: somos un par de borrachas empedernidas jajaja...
Felipe: se pasan...
Elisa: ¡QUÉ! Ya las habíamos pagado, eran nuestras...
Y así, fue como sentí que casi nos llevaban al MP, pero sí eran nuestras NUESTRAS (my precious).
De buena voluntad le regalé una al taxista y porque él también aceptó la oferta. Jajaja contribuyo al alcoholismo de los demás (perdón, mamá, nunca voy a brillar en sociedad).
Bueno... ya mejor me voy a dormir un rato que estoy bien frita y tengo una cita con el destino...
:D
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