lunes, 22 de diciembre de 2014

Las cosas feas de los brindis

Aceptarlo es el primer paso y dar unas palabras durante un brindis es horrible. Son aburridos y toda la gente te mira y es muy gacho que uno que otro se cuchicheé con el de al lado y se rían después. Nonono. No me gustan los brindis. Y más si son del trabajo, los considero demasiado hipócrita. 

(Wow, denme un premio por haber descubierto el hilo negro, amiguitos. Soy una genio #Sarcasmo). 

Y ya. Todos los discursos son hipócritas, menos este discurso bien honesto y sin pelos en la lengua. 

Lo bueno es el alcohol. Oh, brindis, queridos brindis, que nunca te falte el alcohol porque ese día me vuelvo loca. 



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Comunicado parroquial: 

A partir de esta semana empieza mi recuento del 2014 *kemoción* así que no se lo vayan a perder, queridos. 

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