Meh.
Estoy enferma y ayer tuve temperatura. Ya no sé si es por el estrés que traía por mi trabajo final de mi Taller de periodismo narrativo (ya ni aguanto nada, cuando estaba en la universidad ése sí era estrés con chorrocientos miles de millones de trabajos, lecturas, exámenes y reportes que entregar y me ando muriendo por tan poco #NoEsDeDios) y es que entre el trabajo y los miles de pendientes y las colaboraciones, que ya terminé, y este trabajo final ya sentía que me moría.
Bueno no. Me estaba muriendo por la gripa y la faringoamigdalitis bacteriana que traía. Lo peor es que en el trabajo, como no hay ventilación, se está haciendo un contagiadero tre-men-do. Si algo acaba con la humanidad no dudaré de que se gestó ahí, lo juro.
Primero se enfermó Mariana, se le pegó un virus mutante. Y después de dos semanas de incubación mutó al virus mutante y nos contagió a Enrique y a mì. Terrible: achú por aquí, achú por allá, hasta achú a coro.
Ayer me dio una recaída horrible porque supongo que tenía el estrés a todo y la presión encima, y la pinche inspiración nomás no me ayudaba mucho a avanzar y mis defensas están bajas, amanecí con temperatura y no fui a trabajar, entonces fui al doctor. Me dijo que ya voy saliendo, pero me mandó un medicamento mucho más fuerte que la Loratadina para los moquillos que no paran ni me dejan respirar chido.
Pero.
La Ampicilina y el Ibuprofeno con paracetamol me desarrollaron colitis, entonces, debo tomar medicamento extra para los efectos propios de ese padecimiento. Si no es una, es otra o es otra.
¿Qué falta, que una peregrinación me atropelle?
Estoy jodida.
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