domingo, 30 de noviembre de 2014

Diciembre

Sinceramente, me parece un mes difícil desde hace unos años. Nostálgico, complicado, lleno de recuerdos y tristeza que me embarga conforme se acerca la Navidad y las reuniones familiares. Un mes con demasiado peso.

Iba a escribir sobre otra cosa, pero... me choca tener esto atorado entre ceja-oreja-garganta. 

Me acuerdo de las fechas cuando mi abuelito vivía, mi abuelita preparaba los buñuelos en año nuevo y los tendederos estaban repletos de la masa oreándose para en la tarde-noche meterlos a la manteca hirviendo. Cuando todo el día sonaban los vinilos de Juan Gabriel y bailaba con mi tío o cantaba con mi abuelo, qué decir del disco de villancicos con Lucero, Mijares, Daniela Romo, Timbiriche y demás cccccelebridades del mmmmedio artístico. 

Preparar con mi mamá la pierna, inyectar un día antes el pavo con cocacola, tequila, pimienta y sal para que quedara jugosita y perfectamente condimentada. Los aromas del axiote con naranja y pimienta, el comino con tomate verde y chile verde, el aroma del caldo de res con cebolla y ajo, el bacalao (al que siempre le robaba las aceitunas). Lavar las uvas, robarte algunas. Ir al mercado por lo que se olvidó. 

Poner la mesa... "cuchara, cuchillo y tenedor; cuchara, cuchillo y tenedor", me repetía cada que debía repetir la operación. 

Después meternos a bañar para ponernos guapos para la ocasión. Mamá y yo, siempre éramos las primeras. Mi tía llegaba con mi tío y mis primos. Y siempre que ya estábamos a punto de servir, tocaba mi tío Pancho. Las maldades de él durante toda la cena. Las risas. La sidra rosada. Las cosas buenas y las cosas malas. 

Me hace recordar demasiadas cosas: las personas que se fueron, las personas que murieron, las que decidieron irse, quienes creí que se quedarían o con quienes sentí que me quedaría. Las canciones que ya no canto. Los sueños rotos y mi corazón roto. La persona que fui y ya no soy. 

Me choca Santa Claus porque nunca me trajo nada y no porque me portara "mal" sino que jamás me hicieron tener fe en él. Además viejo panzón y ridículo que entra como ladrón a las casas. No me gustan los renos, en mis tiempos (#TíaCuervo) no habían esas cosas de "Rudolph", nel, era Rodolfo. Y era cantar las del burrito sabanero, que "me dejó una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra". No había el boom de los muñecos de nieve como adornos caseros. Todavía se adornaba con nochebuenas, esferas y algunas lucecitas de colores en las ventanas o las marquesinas de las casas. Me caen mal los renos y los muñecos de nieve porque nunca he visto uno de sus animales ni he hecho un muñeco de nieve. Lo más cercano que tenemos es el granizo, pero ps... no mamen, no es lo mismo. 

No me gustan esos adornos. Me gustan las esferas, esas que con un estornudo se rompían y te regañaban... jajaja. Ésas cosas me gustan. Me gustan las nochebuenas, aunque se sequen en enero o quizá en febrero. 

Me gusta cocinar aún algo de la cena, aunque sea simple porque por el trabajo no puedo hacerlo de lleno, como antes. 

No sé qué haré este diciembre donde estaré llena de alergia (como en los anteriores) y nostalgia y tristeza. Definitivamente, no me gusta este mes. Se me agolpa todo. Me deprimo demasiado. Y será, como en los anteriores, otro diciembre sola... y eso me parte el corazón... 

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Y la que nunca puede faltar en cualquier disco de Navidad: 




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