martes, 24 de diciembre de 2013

A tres recientes

I
Me encanta pensarte y escribirte, es agradable tu presencia en mis textos; algo así como relajante literario. Pero no debo pensarte mientras leo porque eres una distracción. 
En días recientes, hemos tenido una comunicación que sólo tú y yo apreciamos: nos mandamos textos, cuentos, poemas, fragmentos, nos respondemos y preguntamos con cada envío. Me hace feliz tener un amigo que pueda entenderme de esta manera. 
Sí, es terrible, ¿no? No podré abrazarte esta Navidad ni este año nuevo. Nunca he podido abrazarte... ¡eso acongoja! 

II
He querido agradecerte infinitamente por los consejos. Tengo muchas ganas de besarte, sí, sí, como antes de mi pesadilla. Quisiera pero no puedo, no debemos. Ahora eres un buen amigo y te quiero aunque para expresarlo hayamos esperado más de 4 meses para hacerlo; claro, además de aguantarnos a pasar por todo el infierno para darnos cuenta de cuánto nos complementábamos en los besos, en el sexo, en la plática, en las risas. Fui muy feliz cuando menos me lo esperé, gracias por eso, querido. Te guardaré en mi memoria con el recuerdo de nuestra primera noche juntos. Me reconforta. 

III 
Tengo miedo. Es estar escribiéndole al futuro y no tengo claro un rostro que refleje mi sentir en este momento. Pero quise dedicarte estas líneas porque tengo miedo de lastimarte, de presionarlo todo. Debo confesarte que me gusta ser independiente y libre, quizá eso te moleste o te irrite de mi forma de ser. Aunque debo resaltar que me encanta tu sonrisa y tus manos; tu voz y ese sentido del humor ácido y extraño. Eres la amistad que me está salvando, ¡gracias por eso! 

1 comentario: