domingo, 19 de noviembre de 2017

¡Bienvenidos sean esos 28!

Cumplí años el lunes pasado, o sea el 13 de noviembre, fueron los 28. Me fui al mar con el novio a pasar allá mi año nuevo, ¡estuvo bien padre! Mientras estaba allá pensé en que hace 3 años escribí esto y esto donde dije que ya daba el viejazo y estaba cerquitititas de los 30 y me reí (mentalmente, cabe aclarar) porque ahora sí estoy más cerca del "tercer piso" (#LugarComún), más cerca de ser oficialmente una chavorruca en potencia, sin embargo no me siento así, o sea no me estoy azotando por ello.

Lo cierto es que estoy pensando más cosas de adulto, tipo mi declaración del SAT o en el futuro, el establecimiento, cosas a largo plazo, el negocio, el ahorro, la afore, la vida con el novio, las cuentas que no se pagan solas, mi deuda (que pinches crece) con el banco, no quemarme de más para que no me salgan (más) pecas en los hombros, evitar las manchas por el sol, intentar comer más sano (aunque me gana comer los taquitos del mercado y tomar coca), intentar (sin mucho éxito) hacer ejercicio y ya no subir de peso y cosas del estilo. No me preocupa hacerme vieja, o sea no me apura llegar a los 30... quizá lo que me apura un poco es llegar a esa edad y no me sentirme bien ni plena con lo que hago laboralmente.

Por otro lado, celebrar los 28 en el mar, tener un amanecer precioso y dormir arrullada por el sonido del agua durante una semana fue maravilloso. Dejé ir varias cosas, las dejé en el mar. Pensé en otras que voy definiendo y abracé la vida, mi vida, con amor, esperanza y fe. Me debo tener más fe, me dije. Debo confiar más en mí.

Pensé que no me vería mal usando un bikini, que sí me quiero pasear por una playa nudista (me quedé con las ganas), que si viajo no tengo por qué limitarme al probar la comida, aunque sea exótica; que las crudas y desveladas ya no son las mismas que a las 21, pero que ya no soy esa chica sin fe para sí misma, o aquella reventada, desorientada y tristona que era a mis 23 ni esa chica sin esperanza para los demás a sus 25.

Soy otra, pero soy la misma, supongo que de eso se trata cumplir años, de evolucionar como Pokemón, de guardar todo lo bueno en los cimientos e ir moldeando esta casa que cambia con los años para bien (o para mal, según sea el caso).

¡Felices 28 rodeados de gente hermosa que me quiere!

PD: No puedo no ser feliz cuando estoy tan rodeada de amor y cariño, eso es, sin lugar a dudas, un GRAN regalo. Soy muy afortunada por tenerlos a mi lado.


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