martes, 4 de octubre de 2016

Mensajes pasados de rosca o cómo el LSD arruina todo

Resulta que el día que fui a Tepoztlán, un ex jefe y ex novio (más tirándole a fracaso emocional que otra cosa), me mandó un mensaje nada sexi ni grato a las 2 de la mañana. La cosa estuvo así:

Regresé en la madrugada al hotel y como casi no había revisado el celular activé los datos para poder decirle a Alonso que luego de mi peda en la tarde, en ese momento estaba sobria y sin ningún inconveniente en mi habitación. Ya era muy tarde así que no me iba a responder.

Luego un amigo al verme conectada, me escribió para presumirme su tatuaje. Lo leí mientras pude y alegué mi cansancio en ese momento, sin ningún problema nos despedimos y ya. Al minuto de hacer esto, el sujeto "H" me envío un mensaje que, de primer golpe, me inquietó porque decía: "cometeré un error" y pensé: "chale, este güey en su peda se va a matar".

Cabe señalar dos cosas: una, medité mucho si ventilar esto o no, y dos es un alcohólico por eso mi pensamiento de que estaba pedo.

No tardó mucho en escribirme: "te quiero coger *carita feliz*". PUM. ¿Qué pedo? ¿Así nomás, sin un "hola, ¿cómo estás?", chale. Me enchilé porque nunca le he dado pie a que me proponga ese tipo de cosas, pese a ser mi ex, le dejé MUY claro que lo nuestro ya no era ni sería porque descubrí muy nocivas mis salidas con él, porque manejaba borrachísimo a las 3 o 4 de la mañana o escuchaba, mientras yo dormía, como él seguía emborrachándose y se caía o tiraba cosas, para luego despertar en la mañana viendo pedazos de vidrio en el piso.

Esas pocas semanas que tenía que regresarme a las 7 u 8 de la mañana yo sola de Naucalpan, o cuando pasábamos al Walmart 24 horas de Toreo a comprar más alcohol porque ¡oh, qué loco, la libertad!, me duró muy poco esa sensación de hacer lo que quería hasta que H me llevó a casa a las 3 de la mañana cayéndose de borracho y arrastrando las palabras desde su casa hasta la mía, cerca de Santa Fe. Me aterró que nos perdiéramos, que él me dijera que tenía el control, que nunca había tenido un accidente estando borracho y que con él nunca me pasaría nada. Lo cierto es que me aterró poner mi vida en manos de alguien tan irresponsable y, obviamente, me reproché ser irresponsable y no cuidarme a mí misma.

Tal vez por eso me dio mucho coraje que me escribiera esas cosas y en ese tono de "lo quiero y ahora". Le escribí sorprendidísima y luego me llamó, primero me dijo que me quería muchísimo y que al igual que en el periódico (en El Universal, cuando era practicante por allá de 2012 o 2013) él quería seguir siendo mi gurú (¿?) y mentor en el periodismo, me cuestionó si era feliz en mi actual trabajo, le contesté que sí.

Después me dijo que le encantaba y cuando ya sólo le contestaba con monosílabos, se enojó y me espetó "sólo me soportas porque soy yo, ¿verdad?". Y respondí: la verdad quien me dijo toda esa bola de estupideces fuiste tú, tú eres quien llamó y yo contesté porque no ibas a dejar de insistir, yo venía de una fiesta del trabajo y le escribía a mi novio cuando tú me escribiste cagándola y luego vienes y me hablas ahogándote de borracho, realmente quien está aguantando tus groserías aquí soy yo, así que conmigo no te pongas así. Me dijo adiós y colgó.

Por supuesto, lo eliminé y bloqueé de Facebook, Twitter e Instagram porque ya no quiero saber nada de él ni conservarlo como un contacto laboral. Ahí entendí que había sido una buena decisión optar por la agencia de publicidad y no por la revista de tecnología porque H trabaja ahí y le tendría que ver la jeta.

A continuación pueden encontrar las capturas de pantalla:




¡Qué triste historia, verdádedios! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario