Los pedos cabrones entre mi tío, el que cuidaba a mi abue, y los demás se basó en los chismes, la victimización y la codicia de él. El rencor y el coraje fueron férreos apostadores en esta novela llamada "familia". Estoy casi segura que mi abuelo se ha de estar retorciendo en su tumba ante semejantes mamadas.
Entre que mi tío no nos dejó verla o la escatimaba en las visitas y nosotros no hicimos nada "legal" para parar todas sus tonterías pos… ¡aquí están las piiiiiinches resultados!
Ni siquiera supimos que mi abuelita falleció el 11 de noviembre, fue incinerada en algún lugar de Xochimilco (¿por qué? ¡Sepa!, ella vivía en Iztapalapa) y aún desconocemos las causas de su muerte.
Medio mierda el asunto, ¿no? Estoy tranquila con ella, no me reprocho ni le reprocho nada, la amé, la amo y la amaré.
Nomás duele la pérdida y la forma en que una se enteró de eso… #chale
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