En su momento me alegré, después me desilusionó. Estaba súper bajoneada porque el día que le iba a contar la noticia, el ex y yo nos peleamos; luego cuando fui a dejarle mis papeles me di cuenta que estaba pinche lejos de mi casa y que iba a ser demasiado el tiempo de traslado y de hartazgo y… de estrés.
También y la más importante -quizá- fue que era desde cero, sin computadoras, sin equipo, sin conexión a internet, sin sillas, con un par de mesas. Me desilusionó todo: era pago por honorarios, lejos de casa; pero jugoso sueldo y viajar con todo pagado (obvio pleno conocimiento de tener aaaamplia disponibilidad de horario). Tenía mucho en qué pensar.
Al día siguiente, vino la gran catástrofe de dar por terminada "la relación" y muchas decisiones que creí tomar muy segura se vinieron abajo.
En un principio, sentí correcto el tomar el trabajo porque ps… iba a viajar y al viajar mucho me olvidaría de todo (ese "todo" en realidad abarcaba a él y mi dolor…) y podría superarlo más fácilmente, lo dejaría ir sin problemas. Obviamente no me fui.
Aunque debí tomar la decisión e irme porque me convenía, el dolor no me dejaba dilucidar correctamente qué tanto o no me convenía. Soy de la idea que ese tipo de cosas no deben tomarse con las tripas sino con la cabeza, cosa que no estaba haciendo así.
No tomé ninguna decisión. Sólo lo dejé ser, fluir y pasar.
Ésa -sin duda alguna- ha sido la mejor decisión que tomé en ese momento. ¿Por qué? Gracias a eso pude entrar a Social Rocks, conocer a personas maravillosas, que Javier me pasara el dato para ser coeditora y así entrar a El Universal.
Y a un año pienso que Todo (con T mayúscula) valió la pena y con amplios intereses: estoy feliz y reconstruyéndome siempre, a cada día.
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