martes, 7 de octubre de 2014

Crónica de una familia locamente anunciada

Tenía muchos, muchos años que no me la pasaba tan bien como este fin de semana con toda mi familia en PuebloQuieto. Todo transcurrió sin mayor problema y con mucha diversión.

Viernes: 
Fue toda una odisea poder llegar al pueblo, la lluvia nos tocó antes de tomar Chapultepec y en verdad qué terrible es manejar en la Ciudad de México, ¿neta siempre hay taaaantos encharcamientos y "fuentes"? No, no, horrible el trayecto a Indios Verdes con lagunas, charcos y cascadas pestilentes. Hicimos tres horas de camino, esta marca sólo es superada por la Navidad de 2012 o 2011, no me acuerdo. Al llegar a casa de mi tía, como a la medianoche, nos recibió con la cena y un café. Platicamos un rato y dormimos a todas margaritas.

Sábado: 
Nos despertamos temprano, desayunamos, lavamos trastes, recogimos todo. Y, por turnos, nos metimos a bañar. Primero mi tío y esposa-bulto (mientras yo veía La mujer araña y me dijo mi mamá que esa caricatura me gustaba mucho de niña, aunque yo no me acuerdo, tampoco es la más chingona de las caricaturas, pero hizo que, de algún modo, me transportara a una época que tenía enterrada en la memoria uuuuoooh), luego mis papás (les cedí el turno porque empezó X-men, la serie de los 90-la mejor de todas las series del mundo mundial y yo estaba embobadísima porque Bestia se enamora awww) y, por último, me metí a bañar, pero no quería porque estaba en la tele el primer capítulo de Señorita Cometa y, total que refunfuñando, tuve que darme el regaderazo (grrrr...) porque ya se había hecho tarde, así que tuve que irme pintando en el coche camino a la casa de mi prima. 

Una vez ahí vestí a Julieta, mi sobrina-ahijada, con su vestido rosa, pero andaba de payasa y chocosa y berrinchuda. Le quedó largo, ahí nos ven a mi mamá y a mí con seguritos subiéndole al vestido de modo que no se viera tanto, yo terminando de peinarme los caireles larguísimos (pinche Rapunzel que soy jajaja). 
Pasamos a la misa. El bautizo de mi sobrino-hermano de Julieta. Agua bendita para Julieta por su presentación. Y ya. Todo por lo que había estado estresada en tan sólo una jodida hora (o menos) se desvaneció y ahora sí: cero preocupaciones. 

Cuando llegamos a casa de mi prima, ps... comimos, medio jugué con los niños, me desesperé con mi sobrino porque ya quería comer y él andaba de chillón, no sé cómo lidiar con esas situaciones, entonces aplico mi viejo mantra: un ratititito y después con sus padres, fin. Pero es muy bonito ver esa sonrisa y la inocencia y un "te amo" de esos bonitos y sinceros, ésos que ya no se hacen hoy en día (#PosMeProyecto). 

Total que terminamos de comer, se vino la lluvia tremenda, partimos pastel, platicamos un ratito y adiós. No hubo tequila, no hubo cotorreo. Todo estuvo muy pinche y aguado. Así que regresamos a casa de mi tía. 
Ahí nos pusimos a ver el partido de Cruz Azul-América, jugué con los perritos de mi tía, comimos botana, sacaron la botella de tequila Herradura que llevé, vimos una película de José José (creo que era la de Gavilán o Paloma que me hizo sacar la fan from hell que soy) y después vimos la pelea de "El Travieso", todo un fiasco. 

Sí, me divertí mucho y me relajé (sísísí, por increíble que parezca YO me relajé e hice a un lado toooodas las tensiones que siempre cargo) como tenía mucho tiempo que no lo hacía. Dormí muy rico esa noche, a pata suelta y sin ningún problema... 

Domingo: 
Desayunamos chilaquiles. La esposa-bulto sí se movió a levantar trastes y lavarlos y hasta para alzar la cocina y uuuooooh, no es tan inútil como parece. Todos estábamos relajados, sin pedos, sin presiones, en hermandad como hippies... todo fine, hermanos, todo fine. 

...hasta que llegamos al defe porque había chingos y chingos de tránsito por el desfile de autos antiguos en Paseo de la Reforma, increíble haber hecho dos horas de Indios Verdes a mi casa. 

Y llegué a la civilización con Wi-Fi, donde estaba mi cama, mis perras, mi celular sí servía y donde las calles se inundan por una meada insignificante, pero meh... qué más da, ya extrañaba mis rincones y el smog en mis pulmones. 
Oh. Oh, ciudad, te extrañé. 

Lo único jodidón es que llovió a cántaros en la noche y pspsps se fue la luz y ya ni pude escribir nada, así que me dormí temprano y empecé la semana fresquita como lechuguita. 

Creo que por primera vez puedo decir que fue un gustazo estar con mi familia y pasar un fin de semana como antes: felices y sin tensiones. 

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