viernes, 12 de septiembre de 2014

La carrera que nunca, nunca, terminé (sueño feo)

Hoy como todos los días me levantó por el celular, pospongo la alarma y me vuelvo a meter a la suavidad, ternura y cálida cama, me vuelvo a quedar dormida y no quería despertar (digo, si debía despertar porque tenía *remarcado* que ir a trabajar porque soy una mujer que cumple con su deber sin rechistar, sin quejarse, con valor y entrega) (no es cierto y ustedes lo saben, de todo me quejo jajajá) porque tenía frío y flojera y porque es viernes y ya no me gusta mi trabajo horroroso en Santa Fe.

Pero hoy, hoy fue maravilloso (ay ajá, ¿y luego?). Tuve un sueño bonito, intrigante, revelador y exasperante, así todo junto.

Estaba en una carrera y había muchísima gente, varios bloques de corredores y mucha emoción, por aquí, por allá, por más allá. Era una onda como Battle Royale (ah, de mis películas japonesas favoritas, pero a mí mamá le causó horror, entonces aprendí que esas películas se disfrutan mejor en soledad, o de menos no con la familia), nos decían que la carrera debía ser terminada en 30 minutos, o sea cada bloque “liberado” cada cinco minutos, debía terminar la competición en ese tiempo.


Ah, y además una voz, como la que anunciaba los sobrevivientes en The Human Race, decía que si después de una hora no se había terminado y tocado el área de meta, un camioncito muy amablemente pasaría a recoger a los corredores.

Era en un cerro boscoso en una parte desconocida del mundo o quizá sólo fue producto de mi imaginación (¡psicoanalistas al ataque!) donde yo estaba listísima para empezar a correr, también sabía que entre tanta gente estaba Blanca, y además me encontraba en primera fila y hasta nos decían el clásico “En sus marcas, ¿listos?, ¡fuera!” y yo salía corriendo rápidamente, pero mi mente me recordaba “recuerda llevar un ritmo” (¡ooooh, mi sensei interno me habla! Uoooh).

Mi sueño saltó a que ya eran 32 minutos después de haber salido y yo no regresaba, y no me veía (yo veía todo como una tercera persona o como Dios, soy omnipresente, nomás en la carrera) y no aparecía. Ya hasta Blanca había regresado. Mi bloque ya había terminado. Y seguían llegando más y más. Mientras, yo pensaba que ya había valido madres, que me iban a matar, que iban a hacer jabón conmigo, o algo muy, muy fatídico.

Total que este sueño mamón terminó cuando el marcador estaba en 45 minutos, no me vi pasar la meta.

Ah, pero lo más importante y, yo creo que por eso no llegué jamás, había una pendiente h-o-r-r-i-b-l-e antes de alcanzar la gloria, como subir el nevado de Toluca en dos minutos y corriendo, seguro saqué el bofé.

No, no, no… ¡muy desesperante el asunto!

Creo que debo dejar de ver tanta película gore que me hacen soñar cosas bien chistosamente bizarras.

Vean esas películas, se las recomiendo aaaaampliamente. 

Yo: gritando desesperada y sangrientamente
(Extracto de The Human Race). 

2 comentarios:

  1. ¡Yuriko, me generaste esa desesperación de tu sueño! Me gusta mucho el cine de terror, pero honestamente el cine gore no lo he visto. Tomaré en cuenta tus recomendaciones. Saludos ;)

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  2. Jajajajajajajaja los sueños más raros son los que tenemos en esos "5 min más"

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