miércoles, 27 de agosto de 2014

Carta posterior I



30 de mayo

Andrés.
Hola, ¿cómo estás? Espero te encuentres bien.
A veces extraño demasiado mandarte imágenes estúpidas por las mañanas o platicar contigo al llegar a casa, cada vez lo extraño menos, sin embargo ahí está. Cada día te extraño menos y nos libero más.

He evadido durante varios días mis sentimientos, pero ayer explotaron. Me había decidido a no escribirte, no buscarte, no llamarte y, por supuesto, no verte, eso hubiera hecho más complicado el proceso. También entiendo si no quieres responderme, sólo me dieron ganas de escribirte. Me ha dado vueltas por la cabeza cada cosa, cada palabra y cada hecho, y he llegado a la conclusión que debo admitir mis culpas, mis errores y mis fallas.
La más grande: no haber sido clara y sincera, haberme callado mis sentimientos. No haberte dicho lo que sentía, que me estaba enamorando y que te quería. Por haberme involucrado más de lo que se debía. No debí callarme, pero tenía miedo a que te alejaras, a yo alejarme, siempre huyo y esta vez no quería huir, tenía ganas de sentirlo y vivirlo. Corrí el riesgo. He empezado a ver mis errores y ésos los asumo, o los estoy asumiendo.

Te extraño. En verdad te extraño.
A veces por las mañanas veo alguna imagen, un chiste o el simple saludo que, sé, no te puedo compartir y que no debo hablarte por salud mental mía y tuya, de ambos. Por las noches al llegar a casa quisiera platicar contigo para saber de tu día o te cuente lo que yo hice o aprendí, para saber cómo vas con todos tus asuntos… pero no. Eso no se puede, no por el momento. Por eso quisiera saber cómo estás… Estos días me he sentido extraña, tan ajena a mí, a mi cara, a mi cuerpo. Juro que la persona que veo en el espejo no la reconozco y ni siquiera me siento como yo. ¿Te ha pasado? Cambió algo en mí y no sé qué es.

Haz todo por llegar a tu meta y quítate ese miedo al cambio, a tomar decisiones. Eso –te dije– me desesperaba de ti. No seas tan indeciso, tan inseguro; a veces se debe tomar al toro por los cuernos y cambiar. Lanzarse. Saltar al vacío. Arriesgarse. Hazlo, las cosas no siempre son tan seguras y salir de la zona de confort también es sano y aprendemos. Aunque te dé miedo, hazlo. Sé que puedes y yo, a la distancia, confío en ti. El ser humano debe moverse, cambiar para estar vivo; cuando está estático, muere. Es todo (creo).


Con cariño, Yuriko.

No hay comentarios:

Publicar un comentario