domingo, 7 de abril de 2013

Felicidad

"La teoría de ella, la gran teoría de su vida, la que la mantiene en vigor es que la felicidad, la verdadera felicidad, es un estado mucho menos angélico y hasta bastante menos agradable de lo que uno tiende siempre a soñar. Ella dice que la gente acaba por lo general sintiéndose desgraciada, nada más que por haber creído que la felicidad era una permanente sensación de indefinible bienestar, de gozoso éxtasis, de festival perpetuo. No, dice ella, la felicidad es bastante menos (o quizá bastante más, pero de todos modos otra cosa) y es seguro que muchos de esos presuntos desgraciados son en realidad felices, pero no se dan cuenta, no lo admiten, porque ellos creen que están muy lejos del máximo bienestar. Es algo semejante a lo que pasa con los desilusionados de la Gruta Azul. La que ellos imaginaron es un gruta de hadas, no sabían bien cómo era, pero sí que era una gruta de hadas, en cambio llegan allí y se encuentran con que todo el milagro consiste en que uno mete las manos en el agua y se las ve levemente azules y luminosas".

Mario Benedetti, La tregua


¿Por qué no aceptamos que somos felices con lo que tenemos? ¿Por qué siempre queremos más? ¿Quién nos dijo qué es la felicidad? Para mí, no son simples matemáticas ni un 10 ni tener auto ni una casa en las lomas; la felicidad es reír, es llorar, es enamorarte y también sufrir. ¿Por qué sufrir significa felicidad? Porque sentir significa estar vivo y eso es suficiente felicidad. No sé a ciencia cierta qué es, cómo se ve o a qué huele. Supongo que huele al aroma de la tierra mojada o el crujir de las hojas secas en otoño, el cantar de los pajaritos en primavera o el sonido de la primera gota de lluvia en junio, quizá huela a madera y cítricos como tu loción o frambuesas como tu shampoo; quizá sepa a los fideos de mamá o al pay de limón o al ponche en invierno. Tal vez, sea como rozar la piel desnuda del otro o caminar juntos tomados de la mano y en silencio o besar su boca con pasión y amor. La felicidad quizá sólo sea verme reflejada en tus ojos negros, profundos y ver mi expresión en tus pupilas, que me mires extrañado y reírme; eso... eso es felicidad para mí.

1 comentario:

  1. La felicidad, como las mejores cosas de la vida, viene siempre en pequeño y no está a la vista como regularmente se cree. Hay que ser observador y sensible para poder captarle.

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