Mi mirada fue hecha para mirarte, para contemplarte mientras hablas y compartes tu vida, tus ideas, tus molestias, tus anécdotas.
Mi voz fue puesta para contarte historias, para endulzarte el oído, para acercarme a tu cuerpo y tu mente a través de la memoria.
Mis manos fueron diseñadas a la medida de tu cuerpo, de tus brazos, de tus piernas, de tu pelo, de tu sonrisa; de ti, simplemente.
Mi cuerpo es a tu medida y condición. A tus rasguños, tus mordidas, tus caricias, tus besos.
Fui hecha simplemente para ti.