miércoles, 18 de julio de 2018

Leer las etiquetas de los productos: un arte



Hace unas tres semanas, Alonso estuvo hospitalizado una semana por un problema que, sin el cuidado debido, se puede volver serio. A raíz de esa situación hemos tenido que cambiar la dieta de ambos, ya visitamos una nutrióloga, compramos atún en agua (antes era en aceite), salmón, filetes de tilapia, mezcla de lechugas, nopales, hongos, frutas y verduras al por mayor, todo para que se recupere más pronto.

(Paréntesis: Debo admitir que también me he beneficiado de la situación. En el último año he subido unos 10 kilos y no está nada padre porque se me nota, así que el cambio en el estilo de comer me funciona para mis propósitos de bajar de peso).

El doctor habló con él y le dijo que debía evitar a toda costa alimentos procesados y alejarse de aquellos con muchos químicos y conservadores, por eso, ahora que vamos a hacer las compras de la semana nos fijamos en lo que tiene cada cosa, es como un pequeño arte comparar entre la proteína, la grasa y el sodio que tienen los productos, porque ni siquiera nos fijamos en el precio, sólo si tiene demasiada grasa o sodio en exceso nos seguimos de lado, incluso si tienen poco sodio, pero los ingredientes que trae no los podemos ni pronunciar nos alejamos rápidamente.

Realmente hace un año (ni siquiera hace un mes) no nos hubiéramos imaginado que ahora estaríamos analizando las tablas de valor nutricional de los productos. El domingo fuimos a Costco y nos encantó una leche de soya, analizamos la etiqueta y vimos que no tenía conservadores (además era una marca 100% mexicana, según la etiqueta), la llevamos; luego nos gustó otra de avena, la analizamos y no, tenía 5 ingredientes que no podíamos pronunciar, además de mucho sodio como para empezar el día o terminarlo (o sea para desayunar y cenar porque no la tomamos en otros momentos).

Sé que aún falta analizar más cosas y saberlas interpretar de forma adecuada, pero ahí vamos. Lo mejor es que él está mejorando rápidamente y que aunque no le gusten las verduras las ha aceptado más, yo me he propuesto hacer recetas sanas pero sin ser aburridas o sin color. ¡Me he divertido cocinando! Aunque, alimentarse sano, también es cansado y tedioso, pero debemos ver a la comida como un acto de amor hacia y para nosotros.

En fin, leer etiquetas es el nuevo hobbie cada que voy al súper y no está tan mal. Me está gustando, oigan.