martes, 30 de junio de 2015

La moda, mi gran desastre

Me gustaría tener un buen look, que fuera súper cool y de temporada, pero para eso se necesita algo de dinero y creatividad y yo, la verdad, no cuento con eso. Al menos no para vestir, soy muy simple. 

Cuando era adolescente me encantaba vestir de negro: camisetas negras de Pearl Jam, pantalones negros y sudaderotas enormes en tonos rojos y azules. No había más. Luego vino mi onda hippie, sin dejar mis playeras cuasirockeras, usé playeras de algodón teñidas de colores y figuras como caracolitos y pantalones de mezclilla sucios (casi siempre). Además usaba gorros y no me cepillaba el cabello, luego me arrepentí pero mñe. (Qué terribles épocas, yo era un claro ejemplo de Mia Thermopolis para la moda). 

Luego, me veía normalita. Era la típica chica de preparatoria con playeritas coloridas en azul, rosas chidos (me caaaaga ese color), verde y negro. Mis pantalones de mezclilla se resumían en un monocromático color: azul fuerte (¿había de otro?), pese a estar en la onda clásica siempre quería más… 

Luego de mi depresión al salir de la prepa y terminar con el novio "Creo es el amor de mi vida", subí de peso y me veía como piñatita vestida con blusas de "moda" que no me sentaban nada bien, o ponle tú que sí, pero nunca me sentí cómoda. Bajé de peso y volví a la monocromática ley de mi clóset: azul, azul marino, negro, gris y algún rosa o blanco por ahí perdido. Y no he cambiado mucho… mi guardarropa sigue igual, IGUAL.

Y es que me da pereza lidiar con las mujeres, las tallas, las tiendas, la frustración cuando algo no me queda o me doy cuenta que ya subí de peso (¡hola, dietaaas!) y sufro y salgo sin el vestido talla anoréxica que tanto me había gustado. Entonces… ps mi relación con la moda nunca fue buena. 

Ahora ya hay taaanta cosa que es bien aceptada, antes ni siquiera encontraba zapatos de mi número. Por eso usé tenis (y me jodí las rodillas). 

El punto es: a veces me dan ganitas de tener pantalones verdes, morados, rosas, rojos, negros, turquesas, leggings de colores y vaciladores, faldas y vestidos con estampados coquetos; pero no se me da. Mis vestidos son bonitos, pero clásicos. Los pantalones son negros, leggings negros y jeans azules, tengo además un verde militar (que casi no uso porque se me cae y no tengo cinturón), un rojo y un morado (que ya no me gusta nada). Lo más a que llegan mis playeras son a estampados simples de florecitas y ya. Bastante gris mi vida fashion. 

Lo bueno: ya hay rebajas, ya empezaron. 
Lo malo: seguiré con mis monocromáticas manías. 
Lo peor: nunca brillaré en sociedad. 

¡Al fin que ni quería! Je… :P 

viernes, 26 de junio de 2015

¿Reencontrarme con los de la secundaria?

Diablos. Me cayó como balde de agua fría que un compañero me contara hace un par de días para invitarme a un "convivio" con los del salón el próximo mes... (¿o sea la palabra "convivio" aún se sigue usando? ¿No es muy oldies?).

Total que cuando me lo dijo, mi mente tuvo un retroceso como de 12 años a esa época en que me sentía pachiche, pinche, fea, gorda y criticada por mi forma de ser; cuando era la ñoña, chillona, explosiva en extremo. A esos tiempos en que el chico que me gustaba me hacía el feo por mis piernas "gordas" o porque sí le gustaba, pero cómo iba a estar conmigo ¡oso mil!

Me acordé de tantas cosas que sólo pensé "¿para qué quiero volver a ver a esa bola de... personas que no me importan un carajo?" y es neta. O sea cuando salí de la secundaria decidí olvidar todo y a todos, sólo conservo muuuy pocos amigos de esa deprimente etapa de mi vida. A algunos me los he llegado a topar en la calle y ni nos saludamos, no veo el caso de verlos a todos y fingir que sieeempre fuimos los mejores amigos, que no hicieron chismes sobre mí como Alejandra que dijo que era lesbiana y habíamos tenido una aventura ella y yo... (creo que alguien me traía ganas en la secundaria y yo nunca supe *afortunadamente*...), o que pues muchos me veían y les decía "hola" y como ya eran niños grandes nomás me miraban por encimita (uuuuy... estarán muy guapos...). En fin, no le veo caso reencontrarme con personas a quienes no aprecio ni tantito.

Por ejemplo: Nathalie y sus amigas al tercer día que entré a esa secundaria pinche estilo "barrote de reclusorio". Hicieron chismes y rayaron infinidad de cosas con mi nombre donde insultaban maestros. Me quitaban mis cosas, lápices, colores, materiales del taller de dibujo y yo me ponía como Hulk o me soltaba a llorar. No sé... muchas cosas que nunca me gustaron y me hicieron la payasa que soy ahora con ellos.

Bueno... muchos ya tienen hijos, no terminaron la prepa, algunos estuvieron presos, otros consumen o consumieron drogas... así bien feo.

Además yo tengo un concurso de Lips Sync Battle ese día y si me ponen a escoger pues creo que ya saben la respuesta :)

domingo, 21 de junio de 2015

Detesté el Día del padre (ahora ya no... tanto)

Pocas veces puedo decir esto que voy a escribir: odiaba el Día del padre.
Luego de la separación de mis papás, mi padre decidió olvidarme y lanzarme al olvido con cuatro palabras hirientes y poderosas: "olvídate que tienes padre" y crash… 

Recuerdo que en la primaria siempre nos ponían a hacer manualidades para regalarlas el Día de la madre y cosas "varoniles" para darlas el Día del padre, pero me chocaba y me deprimía porque no tenía a quién entregárselas. Me quedaba mirando mi esfuerzo ahí solo… 

Pese a que estuve rodeada de muchos hombres y los quise como si fueran mi padre, mi mente sabía que no eran mi papá. Mi abuelo (a quien adoré) sabía que lo amaba, pero no era mi papá, digo: era papá de mi mamá no mío. Mis tíos eran eso: mis tíos, no mi papá. Entonces, nunca regalaba nada de lo que hacía y me dolía. 

Recuerdo un día que me puse a llorar con mi mamá porque no sabía a quién regalarle la corbata azul de fomi con un poema que había hecho, siempre me consoló (gracias, má). 

Pero. Llegó el día en que mi madre empezó a salir con su actual esposo, por quien siempre sentí una gran simpatía, él también venía de padres separados y platicaba con él sobre eso mientras caminábamos agarrados de la mano. Poco a poco se ganó mi cariño y, finalmente, mi amor. Un día se me ocurrió una idea loca. 

Era un Día del padre, creo que tenía ocho o nueve años, íbamos a comer y yo toda nerviosa le dije -cuando estuvimos a solas- "Jaime, quiero decirte algo muy importante". Me miró fijamente y escuchó mi preguntita tonta y sincera: "¿quieres ser mi papá? Me gustaría que fueras mi papá". Me sonrió y esos ojos ojerosos y cafés también lo hicieron, me dijo que sí, que le gustaría ser mi papá. Así fue como escogí a mi papá. 

Nunca o pocas veces se lo digo: lo quiero, mucho y es una de las mejores decisiones que he tomado. Y no me arrepiento.

Jaime ha estado conmigo (y con mi mamá ooobviamente) en las buenas, en las malas y en las peores. Es curioso, tenemos la misma forma de dormir y muchos gestos parecidos. Él estuvo en las idas al hospital, se ha quedado en vela en la sala de espera, me ha recomendado curas para mis crudas espantosas. Nos hemos peleado como todos los papás. Me ha regañado por mis rebeldías, pero también me ha dado su voto de confianza a mis salidas y mi estilo de vida.

Con él fue mi primer vals. me enseñó a bailar salsa. Él estuvo la primera vez que me rompieron el corazón cuando tenía 17 años y ni siquiera me preguntó si me ocurría algo, sólo me miró y mientras íbamos en el coche, me jaló y me abrazó fuerte. Hace un año tampoco preguntó nada cuando terminó la relación con el ex, sólo preguntó a mi mamá "¿qué tiene?" Nada, respondió mi mamá. "Uhm..." y no dijo más, entendió que el nombre de aquél estaba vetado y jamás preguntó.

Ha estado en mis XV años, en mi graduación, para ir por mí a una fiesta, aguantar que vomitara mientras el coche andaba o bien vomitarle parte del coche. Me soportó en la parte más rebelde y loca de mi vida. Nos hemos llevado muchas sonrisas, muchas metas y retos cumplidos.

Ésa es mi historia con mi papá. Yo elegí a mi papá y él ha sabido serlo con sus celos, sus regaños, sus risas y sus lágrimas.

Gracias, Jaime por aceptar este compromiso, saber ser papá y amigo. Feliz aniversario paternal.

viernes, 19 de junio de 2015

Las luciérnagas y el amor

Ayer fui con Sarita (my love) a ver la obra de teatro "El amor de las luciérnagas" y quedamos fascinadas. Es una excelente puesta en escena con recursos básicos, pero una interpretación bárbara de lo que a veces nos resultan las relaciones... no, no a veces, por lo regular son las relaciones y esas amistades incondicionales que son pocas, contaditas con una mano.



Les contaré, pero no les arruinaré nada: es la típica historia de una chica que tras una decepción amorosa se va al fin del mundo, Noruega, a olvidarse de todo. Compra una máquina de escribir que tiene una maldición vikinga. Y como ustedes (ay ajaaaaá) saben allá hace un frío que sólo se aguanta tomando vodka, entonces, María se pone una buena peda (como la que yo me puse el 10 de mayo del año pasado) y se pone a escribir que ella le pide a "otra yo" que se haga cargo de su vida porque ella ya está muy cansada y pum se hace realidad.

El recorrido es una búsqueda de sí misma, es un reconocer lo bueno, lo malo y lo peor de uno mismo. Darse cuenta que el amor, la familia, las sonrisas y las personas cambian. Las situaciones cambian. Los sentimientos cambian y el perdón también es válido dárselo para volver a ser feliz o, de menos, intentarlo. A veces, lo que creímos que sería para siempre, no fue para siempre y eso también es bueno.



Ah sí, claro... las luciérnagas. Resulta que el noviecito de María le dice que su amor es como la luz de las luciérnagas: intermitente. Y cuando se encuentra en un prado lleno de esos bichos luminosos, se derrumba, llora y dice que ella no es una luciérnaga, que a ella no le brilla el culo (jajajaja... bueno, no tenía que ser literal)... sin embargo, al final, decide soltar todo y dejar ser a esa otra yo, dejar de ser María para ser alguien más, reiniciar algo en su vida. Tal vez tampoco sea el amor de vida, el indicado, pero vale la pena ser feliz, intentarlo; quizá después todo vuelva a estar jodido, pero... meh. (Algo así dice al final y me puse a llorar porque me llegó).

¿Les suena eso de soltar, perdonar y volver a intentarlo? A mí sí. Luego de Diario de un ex amor y todo lo que sucedió a lo largo de ese año, aprender a estar sola, sentirme mierda por no tener relaciones largas y estables, ponerme a llorar cuando me sentía mal, alejarme de amistades, sentirme mocha y no poder escribir en mi libreta negra, encontrarme al ex y al fin soltarlo, rehacerme desde los pedacitos que quedaron... me suena tan familiar. Quizá por eso lloré en la obra porque me identifiqué con todas las etapas y los cambios que he tenido.

Vayan a verla, todavía estará hoy, mañana y el domingo y el próximo jueves, viernes, sábado y domingo. La puesta en escena NO tiene desperdicio, es divertida hasta el cansancio y con hartas cosas que nos han pasado, o pasan, en algún momento de la vida.


Está en el Teatro Julio Prieto, lleguen con harta anticipación porque hay mucha gente, o compren sus boletos en Ticketmaster, como yo, porque los boletos se acaban de volada. Los jueves (o sea nomás el próximo jojo) cuestan 30 pesos. No se van a arrepentir. Si van me dicen que les pareció.

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Por cierto: me tatuaré una luciérnaga, pero ésa es otra historia que ya escribiré pronto.

martes, 16 de junio de 2015

Palabra de hoy

Ahorititita escribía una nota breve (ay ajaaaá) sobre Chiapas y me di cuenta que me gusta, me encanta y me parece bellísima la palabra "chiapaneco", hasta genera paz, ¿a poco no? Bueeeeno… a mí sí y me parece melodiosa. 

Tengo algunas palabras favoritas de cajón y otras que son por día, como chiapaneco. 

(De hecho acabamos de hacer café chiapaneco, que ya se acabó, y huele bien rico mi lugar porque está al ladito y yom yom… aunque no tome café porque me pongo bien loca. Rico.). 

Mi corazón es chiapaneco hoy y ésa es mi palabra favorita. 

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OCIO: 

Busqué en Papá Google "chiapaneco" y me aparecieron tres resultados: 

1- Idioma chiapaneco: es una lengua de México que en la actualidad se considera extinta (según Wikipedia). 
2- Chiapaneco: puede referirse al estado mexicano de Chiapas, como adjetivo o al idioma chiapaneco, ya extinto (también dijo Wikipedia). 
3- El Chiapaneco | Información a diario (y ni información tienen jajajaja… u_u). 

Y ya. Sigan con sus vidas. 

sábado, 13 de junio de 2015

Casi nos consignan por unas cervezas

Este viernes estuvo buenísimo. Fui al odontólogo a que me hiciera el presupuesto (gracias, Lore) para enderezar mi mordida, porque está chueca, porque me duele, porque me provoca dolor de cabeza y dientes, entonces es todo un problema. Lo malo es que me costará una fortuna y quedaré sanita de mi boca pero rota de mis bolsillos. En fin...

Luego fui a tomar un helado románticamente (*salen corazones*) allá por Polanco en la Nevería Roxy, el precio lo vale. LO VALE. Probé una de menta y de mamey que estaban buenísimas. Después hablé con Luma y le dije todo el chismazo, creo que igual que yo estaba emocionada por lo que le conté. Tuve que colgarle porque Elisa y sus amigos llegaron y aquí es donde empezó la noche loca de puro baile y zandungueo y perreo y gritoneo intenso y harta cerveza.

Como querían bailar y cantar, pues me los llevé al London Blue (está en la calle de Londres, casi esquina con Génova, en la parte de arriba) y compramos un cartón de chelas para quitarnos la sed maligna que traíamos. Se puso bueno el baile con las salsas, cumbias de Los Ángeles Azules y Ximena "Piernas de trompo de pastor" Sariñana, las de Gali Galeano, Alberto Barrios o los éxitos y clásicos del rock en inglés o las típicas en español El final, Persiana Americana, Si... entre otros hitazos de antaño (#TíaCuervo).

En cuanto empezamos a mover el botecito ya no paramos. Hasta bailé los hitazos de electrónica y reggaetón (perdón, les diría que no lo vuelvo a hacer, pero siempre lo hago porque pues qué oso irte de la pista de baile y quedarte a medio popurrí de mil minutos... ¡noooo! Ante todo la dignidad del bailador) y salté como demente, sí sí sí me duele la rodilla y la espalda y el cuello y la cintura (donde alguna vez existió) y estoy meeeega cansada, pero ¡qué chingón estuvo!



El mesero nos atendió re chido, a una amiga le gustó, pero no le quiso hablar ni nada. Felipe, el amigo de Elisa, re vacilador y buenísima onda, el puro ambiente. Quedamos que prontamente iremos al Marrakech (esperen noticias) y la pasaremos bombísima allá.

Tuvimos que movernos del lugar porque sentíamos que dos personas no la pasaban taaan bien con la música, porque empezaron a tocar puro rock en español. Después de deambular como mil horas regresamos al miiismo lugar. Hubo pelea campal (¡MEROL!) y sacaron al morro que inició el pedo entre cuatro guardias, todo muy locochón, lo sometieron bien rudo, estuvo loco. Tenía mucho que no presenciaba una pelea de ésas por culpa del alcohol y la mala copez de alguien que no controla su embriaguez (si no la controlan no la tomen, chavos. Digo... a mí me alegran, pero no está chévere no recordar nada, creo yo). Después todo volvió a la normalidad y la banda tocó su último repertorio, incluyendo Razón de Los Caligaris. Y enloquecí. También me di cuenta que soy una rocola andante, me sé todas las rolas jojojó tan años de fiestas familiares han servido de algo (¿?).

Ah: sí: como ya no queríamos beber aún sobraban 5 cervezas, así que como buenas borrachas empedernidas echamos las cervezas sobrantes en nuestras bolsas y no nos dimos cuenta que la cámara de vigilancia estaba a un lado de nosotros (jojojojo ¡genioooos!), pese a eso decidimos jugárnosla y sacar esas cervezas que eran nuestras porque las habíamos pagado. Ahí les va cómo estuvo la escena:

LUGAR AMPLIO, OSCURO, CON LUCES DE ESTROBO Y CALOR. MADRUGADA. GRUPO DE CINCO (DOS HOMBRES Y TRES MUJERES). TODOS CAMINANDO EN HILERA.

Casi rumbo a la salida son detenidos por un hombre fortachón.
Fortachón: ¡Por acá! -señala una puerta con dos guardias-
Mujeres con las cervezas (piensan): Madres, ya valió madre, nos encontraron las cervezas.
Todos: ah sí sí sí...
Cuidador de la salida de emergencia: ¿Cuántos son? ¿Dos?
Yo: Cinco
Cuidador: Ok... pasen.
Mujeres (susurran una a la otra): güey, no mames... creí que nos iban a cachar con las cervezas. Fiu...
Yo: Ya sentía que nos consignaban por llevarnos cuatro cervezas
Elisa: Ya sé, yo pensé "ya valió madres, nos van a revisar".
Yo: somos un par de borrachas empedernidas jajaja...
Felipe: se pasan...
Elisa: ¡QUÉ! Ya las habíamos pagado, eran nuestras...

Y así, fue como sentí que casi nos llevaban al MP, pero sí eran nuestras NUESTRAS (my precious).

De buena voluntad le regalé una al taxista y porque él también aceptó la oferta. Jajaja contribuyo al alcoholismo de los demás (perdón, mamá, nunca voy a brillar en sociedad).

Bueno... ya mejor me voy a dormir un rato que estoy bien frita y tengo una cita con el destino...
:D

martes, 9 de junio de 2015

Pienso en el abuelo

Desde que desperté tuve la sensación de haberlo soñado y no lo saqué de mi mente. Me acordé de tantísimos momentos juntos, de infinidad de sonrisas, miradas, llamadas de atención y miles de apapachos que me daba en cualquier situación. 

Dice mamá que siempre me consintió. Y siempre recuerdo sus abrazos, las cantadas, las tardes que caminaba tomada de su mano después de comer. O cuando acompañábamos a la abuela con doña Esperanza y él se ponía a platicar con don Pancho. Algunas veces me llamó la atención porque me lo merecía. Otras -las más- jugábamos a las luchitas, se dejaba peinar, se dejaba hacer con tal de verme sonreír. 

No tuve hermanos. Así que él era mi compañía y mi mejor amigo. Comíamos mango, nieve y preparamos dulce de chico zapote con jugo de naranja, mi favorito. O las mitades de melón con nieve de limón o crema, los plátanos con crema. O las mañanas y tardes de Nochebuena y Año Nuevo cantando Juan Gabriel junto con mi tío o los villancicos de ese disco que incluía a Daniela Romo, Tatiana y Mijares o escuchando todo el día El Fonógrafo. 

Tenía ese libro de texto donde aparecía La Patria y me leía su contenido, luego me contaba alguna anécdota sobre la Revolución o algo de su pueblo allá en Tlaxcala. Ojalá pudiera acordarme, pero no recuerdo nada digno. 

Él me contó, antes que a nadie, que había soñado con su madre y le llamaba, le decía que pronto estarían juntos. Ya presentía su muerte. Nadie lo supo. Se fue despidiendo poco a poco y de cada uno.

Aquel viernes, sentados al sillón amarillo de piel sintética frente a la tele, me abrazó fuerte, demasiado y no me dijo nada. Ésa fue la primera vez que supe que el silencio también comunica y que era el adiós. Era el final de El privilegio de amar y el sábado, cuando agregaron el 5 a la marcación local, lo mató un camión de ruta. Quedó tendido cerca de La viga y Río Churubusco. 

Mi tía y mi abuela fueron a reconocer el cuerpo. Él fue a comprar melones y estaban deshechos en el pavimento. Mi abuelo murió al instante y tuvieron que reclamarlo en un MP. Ahí estaba el chófer que lo mató detenido, creo que estuvo ahí una o dos semanas, pero mi tío le otorgó el perdón porque tenerlo en la cárcel no iba a regresarnos al padre, al tío… al abuelo. 

Las siguientes horas, luego de ver llorando a mi abuela y tía por la calle abrazando la "mulita" -bastón de él-, desconsoladas, pasaron extrañas, irreales, no tengo memoria completa, sólo flashazos. 

Fui al día siguiente a verlo y al mirarlo dormido en el ataúd me parecía ilógico que él haya muerto, que me dejara sola y me puse a llorar desconsolada. Mi mamá me sacó a la calle para tranquilizar mis chillidos, para explicarme qué era la muerte, para que perdiera la esperanza de verlo sonreír. 

En los rosarios todo transcurrió raro, todos estábamos alerta, pensábamos que iba a llegar por la puerta grande y gritaría: ¿Qué chingados hacen? Hasta parece que se murió alguien, yo todavía no me muero. Luego se soltaría a reír y se sentaría en su sillón amarillo a ver la TV… jamás pasó. El vacío fue llenándose con otras cosas, quedaron otros vacíos, extrañé a otras personas, derramé más lágrimas, pero nunca dejé de extrañarte… jamás. Y hoy te recordé. 

Siempre te pienso, abuelo. 
¡Te quiero Enrique Bernal! 

domingo, 7 de junio de 2015

Mis primeras elecciones

Desde que entré a trabajar a El Universal supe que me tocaría cubrir mis primeras elecciones, que sería una chinga y estresante. Estaba consciente y aunque me aterraba también me atraía de cierta forma. Era algo desconocido, y lo desconocido siempre me atrae (eso y lo prohibido, atrevido...).

El gran día llegó. Me tocó entrar a las 8 de la mañana y para joderla me dio insomnio hoy en la noche, entonces, prácticamente, dormí 3 horas, estaba que me moría en la mañana. Así que traigo unas ojeras impresionantes…



Sin embargo, como estaba estresada se me espantó y anduve muy activa hasta que a las 2 de la tarde inevitablemente me dio un sueño terrible, salí a comer algo con Elisa y a que nos diera el airecito. Regresamos más activas. La plantilla se cayó, después de varios corajes durante más de una hora, nos fuimos al comedor a comer algo.

Pese a que me la pasé tragando porquerías como papitas, dulces y chicharrones, subí a comerme un pambazo y un taco de tinga, más papitas, un par de dulces más.



Creé un meme al respecto de que al INE le hackearon su cuenta de Twitter jajaja... ¡pobres! Vigilaron por completo las elecciones, las blindaron, las cuidaron y se metieron a su Twitter jojojojo...


Escribí notas, aprendí muchas cosas hoy y aún sigo excitada. No hay nada más excitante que esa adrenalina, esa presión, eso que te impulsa. Ahora entiendo a los que cubren deportes cuando llega el Mundial y cómo se ponen.

Me gusta el periodismo, soy una masoquista y no tengo forma de negarlo.

(Me gusta este equipazo de trabajo).

Ya me voy a dormir, mañana me toca volver a trabajar.

Guardería ABC

El viernes se cumplieron seis años de la muerte de los niños de la Guardería ABC y por casualidad logré toparme la marcha en el Ángel. Todos con flores blancas, banderas azul y rosa pastel, además de las fotos de cada uno de los chiquitos y sus nombres.

Iba pasando por ahí y me quedé. Tomé un par de fotos y escuché lo que la gente decía, preguntaba o hacía.

Muchos de los mirones -como yo- nomás curioseaban con desconcierto y no sabían qué manifestación era ésa -yo sí sabía- y preguntaban a los que estaban alrededor. Lo curioso eran las respuestas:
- Es por los niños de una guardería
- Quién sabe, creo que unos niños que murieron quemados
- Es por unos niños de allá de Ciudad Juárez.

Me alarmaron las respuestas pero más el tono. Nuestra despreocupación y desinformación en conjunto generan una especie de "me vale madres" muy cabrón. Normalizamos lo que no DEBERÍA ser normal. Vemos con ojos cotidianos algo que no tendría que serlo. No sabemos qué le pasa al otro, al del norte o al del sur ni siquiera al de junto y así jamás podríamos solidarizarnos con las causas y cosas que aquejan al país.

A un año, a un mes olvidamos lo que ocurre, el tiempo se encarga de quitarle la fuerza en las memorias entrenadas pa' olvidar.

Digo… no necesito tener hijos para entender un poco el dolor de los papás, sólo basta ser humana y ya. No los olvidemos, no olvidemos la justicia por favor.

-¿Qué es? 
-Creo que es por unos niños quemados en una guardería en Ciudad Juárez
-Ah… ¿no les hicieron justicia? 
-Al parecer creo que no… 
-Nada cambia… 


miércoles, 3 de junio de 2015

El concierto de Triciclo Circus Band

El sábado, por segunda ocasión, pagué mi boleto para ver a mi banda favorita: Triciclo Circus Band, se presentaron en el Teatro de la Ciudad para celebrar su sexto aniversario.

Oveja me acompañó por segunda vez a este pachangón, es una gran compañía de baile, grito, canto y risas, por eso me encanta ir con ella. (Sí, me encanta, la pasamos bien), además compramos nuestros boletos desde que salieron (jajaja... todas traumadas) porque nuestro deseo era que debíamos estar hasta enfrente o lo más cerca posible del escenario y sí, nos tocó en la fila C, o sea bien cerquita de esos guapotes.

Durante el concierto presentaron el vídeo oooficial de Je ne sais pas que es una de mis canciones favoritas porque está muy movida y es como la versión de Me llamo Raquel de Banda Machos, pero con más estilo... (mis mamadas, si no hay punto de comparación).



No faltó el chiste de Krustofsky ni el bailongo con la banda. No faltó nada, pero sí le sobró el show del principio, a mi parecer y el de Oveja, fue innecesariamente largo y aunque estuvo bueno, llegó un momento en que resultó aburrido. Todos en el Teatro queríamos bailar, saltar y cantar con ellos.


La verdad, en cuanto sonó Buongiorno y después Influenza me importó un pito dejar mi cosas botadas e irme a bailotear con los de la banda. Ya no paré, a pesar de que estaba sumamente cansada, por mi fin de semana destructivo de tres días, no paré. Claro, el domingo me dolían músculos que había olvidado que tenía en el cuerpo u otros que ni siquiera sabía que tenía, por ejemplo.


También debo admitirlo: cuando tocaron Amanece me acordé de tantas cosas del año pasado y que cuando fue su concierto en el Lunario del Auditorio pues yo estaba enamorada hasta el tuétano de Andrés y se la canté a todo pulmón y quedó grabado en mi antiguo cel que, por fortuna, formateé y no recordaba el osazo de eso hasta ese día cuando la escuche en vivo y grabando de nuevo con mi celular.


Y como ya es tradición cerraron con No corro, no grito, no empujo y se puso buenérrimo el desmadre, además subieron a hartos niños a convivir y bailar con ellos. Muy chido.


Me gusta Triciclo Circus Band más allá de que esté bien guapo Alejandro Preisser o su primo Luis o porque Krustofsky es la mera buena vibra o Gladys toca maravillosamente la tuba o César entrenaba conmigo box, no. Es porque mantienen su estilo bien arraigado, no pierden el contacto con la gente y esa frescura. No se les ha subido la fama ni se han mareado con el tabique del éxito. Son sencillos, humildes y sus shows me fascinan.


Sí, son mi banda favorita y sí, seguramente, pronto los volveré a ver en un evento gratuito o en uno pagado, pero siempre es un placer re-conocerlos y verlos.

Aquí la crónica que hice para El Universal DF sobre el conciertazo de aniversario. Me quedó mona, creo.

lunes, 1 de junio de 2015

Qué rápido se va…

Hasta ahorita caigo en la cuenta que ya es junio, que es mitad de año, que ya cumpliré tres meses en el periódico. Y percibo que ni cuenta me di la forma en que el tiempo se me va más rápido. 

A veces siento que no disfruto los días y que con tanta cosa electoral nomás veo la vida pasar, pero -curiosamente- me gusta. Extrañaba el estrés, la adrenalina, vivir así. 

Pero, bueno… ya es junio. Yayayaya y siento que ni he hecho cosas que quería o tenía planeado hacer, es ahí cuando pienso que estoy jodida. Aunque también recapitulo y digo: vaya, tampoco estás rascándote el ombligo, sí has estado ocupada. (Ya saben cómo es una de exigente, azotada y perfeccionista). 

Junio: mitad de año, mitad de precio. Temporada de lluvias y huracanes. Un año de que empecé a salir del bache. Un año con el cabello corto. 

Junio me gusta porque huele a tierra mojada y porque me hace ojitos en sueños.