jueves, 24 de mayo de 2012

El peso de las palabras

Ventana sobre la palabra(VI)

La A tiene las piernas abiertas.
La M es un subibaja que va y viene entre el cielo y el infierno.
La O, circulo cerrado, te asfixia.
La R está notoriamente embarazada.
- Todas las letras de la palabra AMOR son peligrosas -comprueba Romy Díaz-Perera.
Cuando las palabras salen de la boca, ella las ve dibujadas en el aire.

Eduardo Galeano.

Del baúl

Algunas calcomanías, dibujos y demás que me encontré en mis cajones.

Diálogo III

- ¿Quieres un chocolate o un pulparindo?
- Quiero un beso con chocolate porque de pulparindo será algo ácido.
- Ok... ¡entonces, te doy el chocolate! [Después será el beso]
...
- ¿No sientes muy padre ese momento en que compartes el aire que respira el otro...?
- [Sí...]

miércoles, 9 de mayo de 2012

"Yuriko"

Cuando estaba en la escuela primaria, Yuriko se dijo: "Siento tanto pena por Umeko, que tiene que usar un lápiz más pequeño que su pulgar y que carga el viejo portafolio de su hermano mayor". 
Así, para igualarse a su más amada amiga, cortó su lápiz en muchos pedacitos con la pequeña cierra que venía con su cortaplumas. Y como no tenía un hermano mayor, llorando les pidió a sus padres que le compraran un portafolios de varón. 
Cuando estaba en la escuela secundaria, Yuriko se dijo: "Matsuko es tan bella. Sus lóbulos y sus dedos se ponen rojos y se cuartean con la helada. Es adorable". 
Asi que, para ser como su más querida amiga, se enjabonó las manos durante largo rato en una palangana con agua fría, y luego se humedeció las orejas. y partió hacia la escuela, con el frío viento matinal. 
Se graduó y se casó, y no es necesario aclarar que Yuriko amaba a su marido con locura. Asi que, imitando a la persoma más amaba en la vida, se cortó el pelo, usó gruesos anteojos, se dejó crecer la pelusa sobre el labio superior con la esperanza de que pareciera un bigote, fumó pipa, saludaba a su marido campechanamente, caminaba con paso elástico de hombre, e intentó alistarse en el ejército. Lo increíble era que su marido le prohibía cada una de estas cosas. Hasta se quejaba de que vistiera ropa interior bajo la suya. Hacía feas muecas cuando ella, para imitarlo, no usaba lápiz labial ni polvo. Y al verse así estorbada, su amor por él, como una planta a la que le hubieran tijereteado los brotes, lentamente se fue marchitando. 
Pensó "qué desagradable es, ¿por qué no me permite hacer lo mismo que él? Es tan triste ser igual a la persona amada". 
Y así Yuriko se enamoró de Dios. Le rogó: "Dios, por favor muéstrate. De alguna manera, muéstrate. Quiero tomar tu apariencia y obrar como tú". 
La voz de Dios, fresca y clara, llegó como un eco desde el cielo. "Serás un lirio, como el 'yuri' de tu nombre. Como el lirio no amarás nada. Como el lirio, amarás todo". 
"Sí", respondió dócilmente Yuriko y se convirtió en lirio. 
Fuente: Yasunari Kawabata, Historias en la palma de la mano (Trad. Amalia Sato), Emecé, Buenos Aires, 2005.

[Este texto fue un hermoso regalo. Gracias, F :) ]

viernes, 4 de mayo de 2012

Después de algunas semanas al fin pudimos platicar cara a cara por escasos diez minutos. Entre la charla, de pronto, soltaste que ya estaba decidido: te irás a Querétaro a fines de mayo. Ya has avisado en tu trabajo, tu papá no lo tomó muy bien y yo ya siento que te extraño...
Aún no te vas y ya te echo tanto de menos (soy una cursi). Hemos pasado muchas cosas juntos, más que mi mejor amigo eres un hermano.
Me ofreciste tu casa cuando quería irme de la casa; anduvimos en bicicleta por Chapultepec; comimos un chicharrón preparado y una chaparrita; asistía en mis días libres a los ensayos de la banda; las tardes que pasábamos echados en tu cama, platicando, escuchando rolas chidas, viendo la tele o durmiendo; en vez de darme las llaves me otorgaste un lugar para mi cepillo de dientes (no fuiste descabellado como cierta persona de cuyo nombre no quiero acordarme). ¡Puf! Muchas cosas, Alfredo.
Te amo, no te extrañaré porque sé que aunque lejos estarás conmigo. Estoy segura, negrito de mi corazón.


martes, 1 de mayo de 2012

Sueños, construcciones y alma rebelde

Al ver Detrás de la pizarra reviví algunos de mis sueños infantiles y puse en tela de juicio las metas que tuve hace tiempo. Antes de extenderme, la película trata sobre la vida y lucha de una joven profesora que intenta ayudar a niños de los barrios bajos, a los cuales se les negaba educación al no tener un domicilio fijo. Esta mujer luchó por darles una educación a estos niños e intentar sacarles los vicios ganándose su confianza, amor y respeto. Asimismo, creó un vínculo de comunicación entre padres-hijos-profesora que enriqueció el desarrollo intelectual de los niños. La historia es real y me movió demasiado, me hizo recordar los sueños y las metas.

Cuando era niña deseaba ser maestra porque quería enseñar lo que otros niños no podían conocer como yo lo hacía. En esa época no tenía contacto alguno con personas en situación de calle o algo que hiciera manifestar ese pensamiento en mí y sin embargo lo tenía.

Hace unos cuantos años, antes de elegir la carrera de Comunicación, estaba indecisa por Psicología, quería especializarme en psicología infantil para poder crear un programa de ayuda para niños y adolescentes, el cual fuera obligatorio en cada primaria y secundaria para detectar a tiempo problemas de violencia familiar, verbal; abuso psicológico, sexual; problemas de aprendizaje o conductas hiperactivas, que pudieran dañar o atentar en contra del desarrollo emocional, social y escolar de ellos. Ése era uno de mis sueños.

Ahora, con el periodismo tengo la oportunidad de retomar uno de sus principales objetivos: educar. Creo que muchos hemos olvidado que más allá de escribir, de estresarnos por el cierre de edición, por ser reconocidos, está la labor de informar y educar a la población, de sensibilizar, de crear personas críticas que puedan opinar. No sólo es crear controversia es darles argumentos; no es desinformar, no es saturar. Ojalá pueda lograr mi objetivo, si no, de menos, lo intentaré.

Aún tengo a esa niña soñadora y creativa, con ganas de transformar el mundo, con ánimos de luchar, de ayudar. Ésa soy yo, nací con un corazón soñador y el alma rebelde.

[No pienso cambiar al mundo; pero sí quiero que una parte de él sea un lugar mejor.]