Así que me acaba de despertar y llevaba una ridícula pijama con short, despeinada y una playera desgastada y rota de varias partes, un harapo pues; pero lo PEOR fue que llevaba calcetas a media pantorrilla e iba a verle con chanclas de pata de gallo (un crimen para la moda).
En teoría, este dude iba a mi casa para entregarme el libro de Lunar Park de Bret Easton Ellis que supuse le había prestado hace mucho tiempo. Me asomé por la ventana y le hice señas de que bajaba en un momento. Recordé que debía encendar mi boiler para meterme a bañar, así que me pareció una excelente idea dejarlo prendido. Pero. El mugre calentador se tardó en encender y mi amigo se desesperó.
Cuando llegué me dijo algo como: siempre llegando tarde. En la ventana estaba apoyado el libro y él se marchaba sin siquiera mirarme. Me puse a gritarle que no se marchara así, que qué pedo con él y su comportamiento mamón, pero no me escuchaba. Nomas se subió al camión y ni adiós me dijo.
Yo me quedé ahí a mitad de la calle (que tenía demasiado detalle para ser un sueño) mirando cómo se iba y después descubría entre las páginas de mi libro una nota y no alcancé a leerla.
Me desperté a las 7:40, vi que tenía un mensaje de mi asesora de tesina (sí, ya tengo), le respondí y me levanté a abrir mi cortina para que ya entrara la luz. Me dije: es buena hora, hoy sí llegaré a tiempo. Me quedé dormida y, de todos modos, llegué tarde al trabajo.
Sueños premonitorios del demonio.
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