Eso de la adultez es un mito y a él como a mí nos caga, pero también tiene cosas buenas. Lo chido: podemos romper el "paradigma" de que la responsabilidad adulta es aburrida, seria y con cara de pambazo a blanco y negro, demostrar(nos) que podemos ser felices.
Porque pese a todo, siempre nos quedará el baile.
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