domingo, 13 de diciembre de 2015

Lectura del profeta Isaías

El viernes fue la misa de mi abuelita, cumplió un mes de muerta, así que mis tíos decidieron aunque sea hacerle una ceremonia religiosa para pedir por su descanso y demás. Yo no creo en esas cosas, sin embargo he aprendido a respetar a las creencias ajenas. 

Pese a que voy a misas no suelo responder ni persignarme ni nada de esas cosas. Así que fui respetuosa y nada más. No tenía ni dos minutos de haber llegado cuando una señora de esas dévotas me pidió si quería leer la primera lectura de la misa. Me encogí de hombros "por qué no". Mñe. 

Era pequeña y pese a que la leí un par de veces no le encontré sentido alguno. De hecho, me pareció absurda, igual que el discurso del padre sobre las mamás y que son alcahuetas y a quienes les guardamos mayor confianza y bla… llegué a la conclusión de que la religión católica normaliza el incesto y nadie hace NADA. 

Fue muy chistoso. Mientras hablaba el padre tanta tarugada recordé a mi abuela cuando me enseñó a rezar y cómo cantábamos las canciones religiosas que se cantan en las iglesias, lo chido que me parecía Dios y cuán grande era por crear el universo. 

Ahí en plena iglesia pensé en mi abue, en que es chido pensar que ya es parte del Universo, que la próxima estrella en formarse llevará su energía, que el gas que liberan las plantas o que forma a las estrellas tiene parte de ella y pensando eso sonreí y dije: qué insignificante es dios. 

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