sábado, 14 de febrero de 2015

¿Quieres que te lea la mano?

Mientras bebíamos el café, lo miraba incansablemente, buscando que sus ojos me dijeran algo, como si ellos me fueran a dar eso que quería encontrar: una respuesta a todo el torbellino de emociones que tenía en mi mente y en mi corazón.

Obviamente, jamás se lo dije, pero me gustaba más de lo que pudiera creer o imaginar, pero se me ocurrió una mejor idea de conocerlo mejor mediante su destino:

- ¿Quieres que te lea la mano?, le dije.  Le tomé la mano izquierda, la miré, analicé y observé sus líneas.
- ¿Qué ves?, preguntó.
- Tu vida será larga y sin problemas.
-Ajá...
- Está linea -señalé- es la del amor y dice que tendrás un amor largo, duradero; pero que, en algún momento, deberás elegir entre dos amores. No sé por quién te decidirás...
- Yo sí... -me interrumpió- lo tengo muy claro. Lo sé ahora.
-Esta otra es la de la fortuna y el dinero, dice que tendrás una vida próspera.
-Trabajo en eso, en tener abundancia...
-No -lo interrumpí ahora- no dice que será abundante, pero sí próspera.
-Yo busco mi fortuna -empezó a explicarme- busco mi camino, pero estoy seguro de lo que quiero y a quién quiero.

Al marcharse, lo miré fijamente a los ojos, vi nerviosismo y miedo, me abrazó fuerte, apretando su cuerpo contra el mío. Supe que se despedía de mí. Lo que no le dije fue que no era yo su segunda opción porque su camino y el mío no eran el mismo, ni siquiera llegaríamos a ser un amor, él deberá elegir a alguien más adelante. Lo mejor es que no soy yo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario