martes, 30 de diciembre de 2014

Te cuento un recuento o puro cuento...

(Jajajaja qué nombre tan acá me salió). Sí, haré un recuento de qué chiflados me pasó a lo largo de este año, pero antes quiero decir que este año supe quién sí vale la pena mantener cerca-cerquita del corazón y en tu vida y eso con nada del mundo lo podré reemplazar.

En enero me robaron mi mochila con todas mis cosas y aún no me repongo del shock emocional-material. Se llevaron mi libro Espejos de Eduardo Galeano (y tanto que me tardé en conseguirlo, seguramente lo han de haber tirado así sin más ni más *sniff), mis llaves, mis tarjetas y credenciales, mi mochila aguantadora y resistente (he padecido tanto a lo largo del año para encontrar una igual...), mi chalina gris tan calientita, el disco duro portable, la cartera nueva que me gustaba tanto hasta mis tuppers de comida sucios. ¡Terrible!

Por allá de febrero pues decidí irme como gorda en tobogán con el amorts, fui a jugar boliche, a Grumpy le cayó bien aquél, después me entró el miedo de si irme como gorda en tobogán era buena idea y ps que mejor no, que mejor nos alejamos, que mejor lo dejo así. Total que ni hice nada y me fui como hilo de media chafa.

Tsss... marzo fue una cosa loca: me despidieron, me fui feliz. Le dije a la que era mi jefa sus cosas de una forma calmada y categórica, una manera hermosa e implacable que hasta roja se puso del coraje. ¡Pagué mi EcoBici!, una de las mejores inversiones del año.

 Al mes ya tenía trabajo y no una sino dos ofertas. Decliné la primera porque eso de ser reportera de socialité de Santa Fe no me movió el alma y aunque era más varo no iba acorde a mis metas y sueños e ilusiones. Opté por el trabajo pinche (que en ese entonces no era trabajo pinche) y conocí buenísimas personas como Paco, el ex dealer de gordura y Jorge. Adriana y Laura. (Los demás púdranse por pinches grises y agachones).

En mayo, me puse una peda épica que no sé cómo resistió mi estómago. Se acabó el amorts. Lloré como Magdalena, mi mamá me apoyó, me corté el cabello y dije: "sí, mundo, esa guapetona soy yo". Ay, wey.

Me fui a visitar a Alfredo en junio, comí como cerdo, coqueteé y me la pasé jugando Guitar Hero un buen rato. Me perdí como 3 horas porque no supe dar al Centro. Empezaron mis depresiones. Me reencontré con amigos y tuve que volver a armarme.

Viví el Mundial como hacía mucho no lo disfrutaba. México jugó bien chingón, grandes sorpresas, grandes guapuras, un gran desfile de piel y piernas (principalmente de los alemanes ¡Hummels, mi amor! ¡Gullit, te amo!), Alemania fue campeón. Vi el partido en el estadio Azteca en el Corona Music, nos llovió, Lily se perdió, me quemé horrible, acabé molida. Todo muy chido ese mes.

Agosto pasó sin pena ni gloria. Creo que fui a unas dos entrevistas de trabajo porque ya pensaba huir del jodido trabajo de Santa Fe. Empecé a platicar con el amigo del ex, Ernesto y notaba que me miraba acá como-cuando-una-sabe-que-quiere-algo (y no es dinero). Fue incómodo.

Septiembre llegó y más entrevistas también. Cambios en el trabajo. Veía a todos apagados, grises. Conocí a personas en el camión y me llevé bien con ellas, como Antonio que tiene un gran sentido del humor, pero también quería algo y no era dinero. Volví a escribir poemas. Salí con un chico y no funcionó. Me besé con un compañero de la Facultad y ya se me quitó la cosquillita con él (nada del otro mundo, es una buena bestia: ¡hola!).

Y al fin llegó la época del año que tanto me gusta. El frío llegó sin ser muy ojete. Las hojas se empezaban a caer. Se sentía que pronto cumpliría 25, oooouh yeah. También cambié de trabajo que sí me gusta y donde la gente es bien chida y nos reímos, el ambiente es bien agradable. Me tatué de nuevo.

Mi crisis de los 25, aprendí que no quiero volver a pasar un cumpleaños con mis amigos que se quejan por todo, el 2015 me largo de viaje con un puñado de amigos cercanos y a volar todos los demás. Entre menos burros más olotes, señores. Noviembre me gustó, fue muy bonito.

Y pese a que diciembre no ha sido de mis meses favoritos, me sorprendió muuucho. Este mes tuve muchas respuestas y quiero dejar de vivir en el pasado, soltar todo lo malo y lo que ya sucedió. Volví a platicar y ver a mi mejor amiga Fernanda, se ve tan chula y desde su boda ni había podido verla, fue muy bonito. Emprender de nuevo un vuelo del que perdí rumbo. Me topé con personas buenérrimas en el trabajo y eso hace que valga la pena esperar ansiosa los retos del siguiente año.

Y a la chingada el 2014 :)

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Al fin me subí a la Torre Latinoamericana, bien chulo. Nada del otro mundo, pero chulo. Y ya.

Desde las alturas enjauladas: una Cuervilínea.

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