jueves, 7 de noviembre de 2013

Básicamente el adiós.

Sabía que te vería hoy, que estaba pactado; tal vez por eso decidí irme caminando para hacer que el nervio y la ansiedad se calmarán. Nunca es fácil. 
Caminaba por Reforma, agitada porque no sabía mi reacción y la verdad es que fue estúpida, estúpidamente nerviosa y estúpidamente incoherente en lo verbal. No supe explicarme y mis ideas fueron inconexas. Iba demasiado nerviosa como para expresarme con claridad. 
¿Nerviosa?, te preguntaras. Sí, nerviosa porque pese a todo yo te queria, yo quería estar contigo. Había planeado cosas entre ambos y tú, estoy segura, también habías trazado cosas para ambos como la boda de tu amiga o querías planear algo para mi cumpleaños.  
Algo en mí estaba segura que no llegarías para esa fecha y así fue. No estarás en mis 24, no celebraremos juntos este cumpleaños ni la boda ni las salidas a algunos antros ni platicaremos bebiendo cerveza. 
Tampoco te enojarás cuando te enteres que me enamore de alguien más y mucho menos que me besé con un reportero. 
No podré verte enojado cuando te des cuenta de mi incapacidad para amarte, de ser fiel y de entregarte mi corazón. Me alegra el fin de esto... es la verdad. 
Tengo miedo de que estaré sola sin tu abrazo, sin tus ronquidos, sin tus defectos y sin tus caricias. Sin tus cuentos y sin tu palabrería. 
Sonará idiota y vanidoso; pero jamás te creí tus "te amo" o "me estás enamorando", algo en mí no podía creer que tus 15 años de más fueran ingenuos para enamorarse de mí, te creí incapaz de quererme y de entregarte. Lo vi en tus ojos; pero quería intentarlo. 
Vi tus fantasmas colgados de tu espalda y la tristeza que velaba tus ojos. Observé el dolor en tus manos, ese peso que jamás querías volver a cargar. 
Siento que hayas terminado con los planes, las salidas, las cervezas, los besos, las caricias y la posibilidad. Siento muchísimo no haberme entregado más; siento que me haya cerrado al cariño que expresabas tener a esta loca que te contó su mundo. 
No podré llorarte mis crisis, mis miedos ni mis problemas laborales. Es mejor así. 
A veces creo que esa irrealidad en la que me sumergí de tu mano acabaría en un santiamén, violentamente; y que serías tú quien huiría. 
No estoy segura de muchas cosas, no tengo certezas en mi vida, no quiero hacer planes; pero muy profundamente te llevo como una astilla, pegadito a la costilla, sangrando porque aún dueles y destanteas el terreno. 
Sabía que el secreto de esto no duraría porque a nadie le decías que era tu novia... así jamás funcionaría. 
Fue una ruleta rusa y tocò la bala en mi contra. No, no te apures, sanara; siempre sana. 
Te digo adiós, gracias por la enseñanza. Nos re-conocimos y con eso me quiero quedar. 
Pronto te dire adiós y no dolerás tanto; no estarás fresco en mi mente... lo prometo. 

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