domingo, 4 de marzo de 2012

Bailando

¿Alguna vez has sentido el ritmo dentro de ti? Sí, ese ritmo tan grande e inmenso que no te cabe en el pecho ni en el alma y menos en el cuerpo... yo hoy me sentí así. Tan inmensamente feliz como un niño con juguete nuevo. El ritmo salió incontrolable de mi cuerpo al escuchar esa canción triste que me provocó una alegría un tanto macabra.
¿Lo has sentido? Yo lo siento cada que te miro, cada que te beso y siempre que te hablo. No, no es algo extraño, más bien es que te quiero tanto, tanto, que se me sale el ritmo de las manos.
Sí... es eso, el ritmo se me sale por los poros...
La escucho y aún mis dedos siguen bailando al ritmo de la música dolida que me recuerda un poco a ti. Al hallarme sola entre ese mar de gente desconocida y sin rostro alguno, me encierro entre tu recuerdo y yo, la melodía triste y mi felicidad extraña, no importa lo demás sólo el ritmo... bailo y bailo...
Más bien sólo bailan mis dedos al compás de la música porque haces falta tú para completar el cuadro, sentir tu cercanía haría calmar la ansiedad de mi alma y regularizar mi ritmo cardíaco...
¿Lo has sentido? ¿Has escuchado cómo late el corazón cada que te ve? Cada que te miro a lo lejos mi corazón empieza a latir aceleradamente y yo siento que lo escuchas porque yo lo escucho tan nítido como tu voz a distancia.
Es como una especie de descontrol, de locura, escucho mi corazón latir cada que te mira y se quiebra como cristal al no verte, ¿has sentido alguna vez los latidos? No puedes percibirlos, no eres tan experto...
A pesar de los latidos y el ritmo en mi alma, mis dedos bailando -imaginando que somos tú y yo-, me encuentro bailando sola entre gente borrosa, clara ante tu presencia. De nada me sirve el ritmo si estoy sola, sin ti: estoy bailando sola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario