jueves, 17 de mayo de 2018

El amor de mamá

(Sí, suena a slogan de suavizante para ropa, pero no va por ahí.)
Hace unas semanas, luego de una excursión familiar, una sobrina de cuatro años se quedó dormida plácidamente por el cansancio de correr de un lado a otro, haciendo amigos en la alberca y nadando como si no hubiera un mañana; todos estábamos igual. Pero cuando despertó se puso a llorar y no sabía ni por qué. Mi mamá la abrazó fuerte y la empezó a arrullar.

Con esa simple acción pude recordar cuando mi mamá hacía lo mismo para reconfortarme, pese a ya no caberle en los brazos; ella lo siguió haciendo hasta que me mudé de la casa y aún cuando voy a verla le pido que me acurruque igual o, de menos, disfruto abrazarla muchísimo.

Y por eso pienso que tal vez las mamás nunca dejan de vernos como los pequeños que una vez fuimos o quizá nosotros nunca olvidamos la seguridad que nos dan sus brazos, caricias y apapachos y sólo se me quedó grabado en la cabeza: qué bonito es el amor de mi mamá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario