Y no fue porque no tuviera una fiesta, sí me invitaron a una, pero no pude ir. Mi novio se enfermó de gripa/garganta y ya ni nos movimos porque tenía fiebre y le preparé el tecito milagroso de jengibre para elevar las defensas y el domingo amaneció muy bien. ¡Wajuuu!
Hace un año, me di en mi madre estando sobria y me lastimé la rodilla horriblemente. Recuerdo que ese día iba con mucha alegría y emoción a una fiesta con un amigo y nada, no hubo nada. Cuando fuimos a Zona Rosa a ver qué podíamos encontrar... ¡chin! el madrazo y ya luego ni me la pasé a gusto ni bebí chido. Todo gaaaacho.
Al menos este jalogüín la pasé sin ningún evento vergonzoso. Sólo tuve alergia y leve-leve porque los papás de mi novio (los suegros, prácticamente) tienen dos gatos, dos perros y un loro (¿ya les dije que soy alérgica al pelo de gato?) y estuve estornude y estornude un ratito. Comimos pozole, salpicón y pan de muerto relleno <3... sí, enfermo que come y mea el diablo que se lo crea (hola, amor).
Uno de los gatos se llama Lala y es rete cariñosa, amable y ¡ronrronea! Me emociona porque Aloari no ronrronea y es un tanto huraño, estuve acariciándola un buen rato, muy linda la condenada gata, cuando tenga una quiero que sea como ella. Luego conocí a Ayudante de Santa en persona, es la perrita Frida (abajo la foto), demasiado encimosa aunque se le nota ese gran corazón que suelen tener los perros.
Y así transcurrió el jalogüín de este año: sin caídas, sin dramas, sin fiesta, con estornudos, fiebre y tecito levanta-defensas, pero eso sí con visita a los suegros y pan de muerto delicioso.
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