“Gracias por tanto y
tanto, Yuriko”.
“Уважаемый, я всегда
буду для вас. Я люблю тебя”.
No voy a mentir, aquella madrugada del 17 de mayo, después
que él se fue, entré al cuarto y no pude soportar más el llanto. No me apena
decirlo: sí, lloré. Lloré hasta que los ojos me quedaron hinchados. Lloré hasta
quedarme dormida para despertar minutos más tarde sobresaltada, con un golpe de
realidad, y volver a llorar. No comí. Tapé los espejos de mi cuarto, no
soportaba verme.
Jamás lo dije, pero ese sábado me sentí fuera de mí. Si me
pongo a recordar ese día, me parece más un sueño que algo que viví. Y siento,
ahora, que quien vivió eso no fui yo, fue otra y supongo que no estoy tan
equivocada.
Recuerdo que intentamos platicar por Facebook como antes. Me
lanzó un “sonará medio pendejo, pero ¿cómo estás?” y sólo respondí “¿puedo no
contestar a eso?” y ¿qué le iba a decir?, un “wey, no mames, no he podido
dormir ni comer” o “he estado llorando como Magdalena y me duele el pecho”.
Sólo ahí, creo, nos dimos cuenta que ya no era igual (o al menos yo lo entendí).
Y por impresionante que se lea, dormí 15 horas y sólo
desperté dos veces con dolor en el pecho y uno que otro sollozo. Al día
siguiente, decidí arreglarme. Me sentía menos cansada y me quería ver bien. Y
andar en la calle además de despejar también no te permite llorar cada 15
minutos. Fui a almorzar barbacoa con mis papás. No lloré salvo en el carro. Mi
papá sospechaba, pero no preguntó nada. Mi mamá sólo estaba preocupada por mi
estado.
Ese día vi a Mike, fuimos a la Cineteca. Le conté mi pesada
historia, obviamente le cambié el nombre (sé
que lo conoce porque eran compañeros en la Facultad) y sólo me dijo que
jamás me había visto esa mirada tan peculiar que tenía.
Esa semana entré a un concurso que organizó El Péndulo donde
se debía escribir una historia corta con el tema “Instrucciones para…” y
participé con el textito “Instrucciones para curar un corazón roto” y lo que quería era ganar así que pasé el link a todos mis amigos, incluyéndolo
a él. Votó y después me escribió esto:
- No me gusta ser el causante de que escribieras eso, pero
lo asumo y lo acepto. O bueno, a lo mejor y yo me estoy adjudicando cosas que
ni van, ¿verdad? Perdón... he quedado como un imbécil (Y pos sí, no podía ayudarle mucho jajaja).
- Es sólo un texto, lo mismo pudo ser instrucciones para ver
el mundial pero pues solo salió, fluyó este texto. No quiero hacerte sentir
mal, no fue esa mi intención, sólo ve eso como un texto. (Ya, no hagamos drama, por faaaa).
- Jamás quise lastimarte, jamás.
- No hablemos de esto. Es un texto sólo eso. Velo como tal.
- Ok, está bien. Tampoco me tiro al drama como tú lo
escribiste. (Como él era el centro de mi
mundo… ¬¬).
- La literatura es ficción también. Estoy bien. Sólo es algo
cotidiano...
- Ojalá entiendas que yo también lo siento y que igual me
duele. No creas que ando sonriendo todo el día.
Los días siguientes vino el trabajo. Quité las toallas de
los espejos y volví a mirarme. Dejé de llorar por las noches y también dejé de
escribir. NADIE entendía mi dolor y tampoco quería que lo entendieran, pero todos
me decían “deja de sufrir por ese pendejo” (sí,
claro, ¿cómo? Es lo peor que te pueden decir en esos casos).
Debo agradecer porque Mike, pese a todo, me supo dar
consejillos para superar mis ataques de ansiedad, salir y platicar. Me alejé,
por otro lado, de Luna porque así lo sentí necesario y me aparté de Grumpy
porque no quería escuchar sus duros y atinados comentarios al respecto. Vino el
mundial y me distraje. Volví a escribir y, de hecho, le escribí una carta por
esos días y él me respondió (subiré esas
cartas a lo largo de la próxima semana o el fin).
Y me corté el cabello. Decidí donarlo. Una vez que me vi
diferente, me dije: sí, chava, ésa eres tú (ya
me hacía falta un cambiecito).
Intentaba, como siempre, encontrar una razón lógica a todo.
Hasta que Luna me dijo: “deja de buscarle pies y cabeza porque no lo vas a
lograr. Lo mejor es aceptarlo y sacarlo. No puedes evadir las cosas, que es muy
padre; pero sólo te vas a engañar a ti y será peor, porque me ha pasado”. Me
largué a Querétaro (después les cuento
las aventuras que viví por allá) a ver a mi hermano Alfredo, salir de la
ciudad me ayudó a despejarme.
¡Ah, se me olvidaba! Antes de irme
a Querétaro, Andrés y yo nos escribimos por Facebook. Yo ya sabía que él estaba
de viaje por Uruguay. Pero él bueno me lo presumió, un poquititito, durante la
charla, la cual reproduciré:
(*Modificado*)
- Estoy muy lejos de México. Mucho
muy.
- Pásala chido donde quiera que
andes y disfruta, cuando llegues acá pues acá resuelves las penas o las cosas.
De todos modos aquí te estarán esperando al regresar.
- Mi exacta ubicación la podés
saber en este chat. (“podés”, pinche
payaso…). Soy aventurero Yuriko. No me puedo detener...
- Pues no te detengas. Adiós.
- Te queda bien ese corte de
cabello. Abrazo Alejandra. Sé feliz. (Ya
sé que se me veía chulo mi cabello así, no tenía derecho alguno para llamarme
Alejandra y estaba luchando por ser feliz).
Me enchilé. No tenía ninguna
necesidad de presumirme ¿para qué, cuál era el motivo? Quizá fue para
demostrarme que él estaba bien, que estaba lejos, feliz y riendo todo el día.
Tal vez para demostrarme que yo era la única taruga sufriendo o sólo para
hacerme saber que él sí estaba viajando o realizándose o que era un peso en su
vida.
Jamás quise que se detuviera, al
contrario, lo impulsaba a que cambiara de trabajo y concretara sus proyectos.
Sólo aquí pude entender que mi visión de una relación era diferente a la de él.
Yo veía una relación como compañerismo y volar/caminar juntos. Él, por su
parte, como un equipaje pesado que no le dejaba concretar sus proyectos.
Fue necesario bloquearlo de
Twitter y Whatsapp, eliminarlo de Facebook y hacer privado Instagram
permanentemente y Twitter por un tiempo. Un domingo desperté y vi una
notificación “@Palurdo04 (jajaja
*ovaciones*) ha marcado como favorito uno de tus tweets”, palidecí. Cuando
leí el tweet vi que era uno que había lanzado mucho antes de terminar con él,
es decir que se aventó más de un mes de mis publicaciones para encontrar el
exacto para darme-en-la-madre. Al día siguiente ocurrió lo mismo, pero con uno
que había publicado sobre el Mundial. ¿Cuál fue su afán?
Sí, lo bloqueé
y privaticé mis redes porque me provocaba ansiedad y escozor saber que él me
monitoreaba y sabría de mí por mis redes. Sí, decisiones radicales para tipos
estúpidos (no me ganen el nombre, haré un
manual que se llamará así #YaMeVi).
También me di cuenta que todo esto
que pasé y, posteriormente, escribí es violencia de género, es algo que se le
conoce como “amor romántico como violencia de género” (pero hablaré de eso en otro momento porque es extenso…).
Sí, descubrí y entendí que lo que
yo había pasado era violencia, ¿por qué?, porque ya no me sentía cómoda con mi
cabello-pelos-de-escobeta, pero no me lo corté porque a él le gustaba más una
chica con la greña larga a pesar de que la mata ya me molestaba, porque
organizaba muchas de mis cosas en torno a él y “nuestros” tiempos y porque él muchas
veces me hizo dramas, sin razón alguna, en los que yo me sentía mal,
terriblemente mal y sentía que yo había sido la culpable (y sí, ésta es una forma eficaz de violencia, el maravilloso chantaje).
También tuve culpa en esto y estoy
molesta conmigo porque me violenté, me agredí y me dejé agredir con palabras,
acciones y situaciones. No quiero tomar la posición de víctima porque me parece
patético, sin embargo, sí voy a tomar la parte de mi responsabilidad. Sí, fui
culpable por permitir las bromas, por los comportamientos machistas, los
chantajes y los dramas que me hacían sentir mal e, incluso, me hacían llorar.
Ya no hablo con él. No sé de él. Y
no quiero verlo. Igual si me lo llegará a encontrar por la vida seguro que lo
saludo y le sonrío como el buen pasado que ya fue, como una lección que era
necesaria aprender.
Adiós, Andrés.
Por cierto, no te deseo el mal,
pero ojalá tengas una novia como tu jefa la chichona de quien tanto te quejabas
por vulgarsona. Pero no te deseo el mal.
Sorpresas, caricias, sonrisas. |
Aquí la prueba, je. Stalker. |
¿Cuál es la diferencia entre...
ResponderEliminar"Debo admitirlo siempre me han gustado los hombres con el cabello largo y esta vez no fue la excepción"
y...
"Sí, descubrí y entendí que lo que yo había pasado era violencia, ¿por qué?, porque ya no me sentía cómoda con mi cabello-pelos-de-escobeta, pero no me lo corté porque a él le gustaba más una chica con la greña larga a pesar de que la mata ya me molestaba"?
Disculpa que me fije en ese detalle, pero me brincó porque creo que todos tenemos un tipo físico que nos gusta y no creo que esté padre juzgar el tipo que tienen unos (o llamarlo fetiche, como has hecho en alguna ocasión) y más si se tiene el mismo.
Cambiando de tema:
"Mi exacta ubicación la podés saber en este chat. Soy aventurero Yuriko. No me puedo detener..."
Ese güey es un pelmazo.
Ángel.
EliminarLa diferencia es que yo puedo andar con chicos rapados o con cabello largo. Él, en este caso, me gustaba mucho con cabello largo, pero si se lo hubiera cortado (como muchas veces dijo) me hubiera gustado igual. En cambio, él un par de veces me expresó muy claramente "con el cabello largo no me vas a gustar tanto". Babeo con un melenudo, pero hasta en eso soy especial :)
Y sí, es un pelmazo, no había manera.
Gracias por leer.
Te quiero pero... DICEN POR AHÍ TU DERECHO ACABA CUANDO EMPIEZA EL DEL OTRO y creo que tu derecho a expresarte sobre otra persona termino en el momento que comenzaste a hablar y escribir de cosas que no te corresponden... de sentimientos NO TUYO y de cosas que te fueron CONFIADAS. El enojo, molestia o dolor no justifican este tipo de acciones...
ResponderEliminarEl error más grande que tenemos los seres humanos es jurar o creer que sabemos/entendemos lo que pasa por la cabeza/corazón/razón de otras personas... Crees que si contrabajos nos entendemos nosotras puedes entenderlo... MAL AHÍ...
Por último... no se de cómo o por qué te diste cuenta de la 'violencia de genero' que supuestamente viviste o que decidiste llamar así a lo sucedió... A MI PARECER NO LO ES, NI LO FUE... Pero pues como en todo nadie NI LAS PERSONAS QUE VIVEN LAS COSAS tienen la verdad absoluta ante nada...
Es bueno desahogarse pero hay maneras y hay límites. TE QUIERO
Me refiero a la violencia de género en el sentido de violentar al otro o violentarte por el otro, a veces lo hacemos de modo automático y me di cuenta, al leer al respecto, que YO me violenté por él. Él NO me maltrató, pero sí hubieron dramas donde hubo chantaje y hasta donde me sentí culpable, eso es otra forma de violencia (también aplica para los hombres, no es exclusiva de mujeres ;) )
EliminarYuriko, felicidades por tu blog; me gusta mucho. Me esperé a la última parte de "Diario de un ex amor..." para comentarte. Todos los jueves seguí tu historia, misma que me enganchó desde el inicio de la primera parte. Conocí un poco a Andrés en la Facultad y obviamente a ti también, quizás ese era un atractivo extra para tu narración.
ResponderEliminarResalto la sinceridad que muestras en cada escrito, sin tapujos, tal cual lo sentiste. Naturalmente, hay quienes no estén de acuerdo en hablar tanto o exponer a la otra persona. Sin embargo, es parte de, pues todos estamos expuestos a hablar y que hablen de nosotros; es parte de la vida y de las relaciones humanas...
Sigue escribiendo, por favor. Me gusta leerte. Un abrazo fuerte.