jueves, 29 de septiembre de 2016

Encontré algunas cartas

Desde hace varias semanas me he encargado de limpiar mi correo de chorromil años de Hotmail, ése que me da pena decir ahora porque ya no soy loka ni rebeldona, y en esa tarea encontré cosas interesantes, recuerdos gratos, otros no tanto, textos de Oveja, esa nostalgia por el proyecto de página web La Hoja Suelta (que fracasó) y también di con un par de cartas.

Las que más resaltan son las de dos personas: mi ex de la prepa y la que fuera mi mejor amiga en la Universidad. 

*El ex de la prepa*
Cuando Israel me escribió por allá de 2009, yo estaba hecha mierda emocionalmente y nomás verlo o encontrarlo en el metro o en Copilco me ponía mal (en serio, Víctor es testigo de esa reacción). Escribirle era muy raro, él me decía que yo era muy agresiva y extraña, que mi forma de escribir era obscura y misteriosa y si me encontraba bien. Remataba varios correos con "recuerda que si algo está mal, puedes contar conmigo, soy tu amigo". Sólo pensaba en aquel entonces ¿neta, tú, mi amigo? Ja. 

Y así hay como cinco correos. Él me avisó una noticia terrible y decidimos borrar lo malo y tener una relación cordial porque qué gacho enterarse de cosas gachas así tan gacho. Por eso llevamos una buena relación de amistad como tres años, salíamos, nos mandábamos mensajes y me acompañaba a comer o a cenar sin ningún problema, hasta que su novia loca, ésa que le chocó el coche por despecho, me mandó un mensaje desde su cel (pueden leer la historia aquí) y bueno me despedí de él para siempre. Liberé peso muerto y me quedé más tranquila. 

*La ex mejor amiga*
Encontrar las cartas que ella me mandó me dio mucha nostalgia. La amé hasta considerarla mi hermana, era bien chido pasar el tiempo con ella. Pero cambiamos, ella y yo, juntas y separadas, por eso nuestras diferencias fueron cada vez más irreconciliables.

En una de las cartas me decía que lamentaba mucho el gritoneo que armamos en la esquina de Juárez y Balderas, que debíamos aprovechar la oportunidad que nos brindaba Excélsior y que no quería perder mi amistad. Después me regaló Alicia en el país de las maravillas, de Editorial Porrúa. Meses más tarde me dijo cosas feas que me hirieron mucho y luego le hicieron llegar el chisme de algo que nunca dije. (Sin embargo, según lo que me he enterado que hace, pues lo reafirmó). Terminó nuestra amistad bonita. Vino el tormento, el quién se queda con los amigos, quién es más cool, quién esto o aquello, las miradas feas, las mamonerías. 

Ya después de un tiempo intentamos vernos para platicar como antes, pero ella como persona ya no me gustaba porque metía trapito pa' sacar listón (así lo sentía). Luego la bloqueé de Facebook. 

Es gacho que luego de una bonita amistad con recuerdos chingones acabara con bloqueos en Facebook, Twitter, Instagram y otras redes sociales. ¡Loquísimo! Hasta parece que les estoy contando que terminé con mi novia... 

Es bien curioso lo que una encuentra cuando hace limpieza, además de los 10 mil correos no deseados y los mil correos que dicen "tarea" para imprimir con Yampa. 

Ah, qué tiempos alocados, Tía Cuervo. 

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