sábado, 1 de noviembre de 2014

Qué fea es la música electrónica

Fui a una fiesta donde tocó Sin Estilo, rifaron. Rifaron. Yo nomás veía como el Fer hacía malabares haciendo sus mezclas, mientras Alonso rapeaba con soltura y sabrosura. Me gustaron. 

Fuera de ellos, que son mis compañeros de Marnuj, otros chicos pufff tocaron bien, rolas largas, pero con narrativa. Aunque la última, era algo de dragón (memoria de teflón que me cargo jojojo), me latió muchísimo porque sonaba como metal épico que relata historias nórdicas. Muy buenos. 

Después todo fue decadente (sufro): un jamaiquino se puso en onda sonidera-flow-reggae que ni dejaba escuchar las rolas de… reggae. Así que me las tuve que chutar durante considerables minutos, aunque con la plática y el pequeño desmadrito entre Omar Beele, Angie, Yive y Rogelio me amenizó el momento tortuoso. 

Acabo el reggae: oh, aleluya. Gracias dios, me hiciste ver que existías. 

Pero. 

Se les ocurrió poner música electrónica durante horas y horas, interminables, insufribles, lamentables e insufribles; terribles. Detesto la música electro en cualquiera de sus variantes. Me desespera hasta el hartazgo, lo detesto hasta el tuétano. 

Entonces. 

Fue terrible pasar frío, escuchar reggae y electrónica durante mucho tiempo. Dos rolas las soporto, más ya no. Línchenme si quieren, no me importa. 

Aunque la neta lo mejor fue pasar un rato agradable con mis compañeros, con toda la buena vibra. No importa que el chico sexy de otra banda no haya tocado, al menos me alegró la noche y grrrr… chiquitito. 

Pronto: una salida marnujera al Patrick Miller. 

1 comentario:

  1. Yo te apoyo, por un México con más Merol y menos géneros piojosos sin melodías y que sólo hablan de fumar mota y de yolo.

    ResponderEliminar