viernes, 4 de mayo de 2012

Después de algunas semanas al fin pudimos platicar cara a cara por escasos diez minutos. Entre la charla, de pronto, soltaste que ya estaba decidido: te irás a Querétaro a fines de mayo. Ya has avisado en tu trabajo, tu papá no lo tomó muy bien y yo ya siento que te extraño...
Aún no te vas y ya te echo tanto de menos (soy una cursi). Hemos pasado muchas cosas juntos, más que mi mejor amigo eres un hermano.
Me ofreciste tu casa cuando quería irme de la casa; anduvimos en bicicleta por Chapultepec; comimos un chicharrón preparado y una chaparrita; asistía en mis días libres a los ensayos de la banda; las tardes que pasábamos echados en tu cama, platicando, escuchando rolas chidas, viendo la tele o durmiendo; en vez de darme las llaves me otorgaste un lugar para mi cepillo de dientes (no fuiste descabellado como cierta persona de cuyo nombre no quiero acordarme). ¡Puf! Muchas cosas, Alfredo.
Te amo, no te extrañaré porque sé que aunque lejos estarás conmigo. Estoy segura, negrito de mi corazón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario