Se nota que días antes hubieron fiestas por todos lados, la
basura en la calle lo refleja: máscaras, antifaces, botellas y latas de
cerveza, una que otra calabaza tirada deja ver que Halloween ya pasó.
En la
esquina está el camión de la basura y cuatro perros alrededor, esperando un
hueso o un pedazo de pan. Mueven la cola. Más adelante, cerca de la tienda de
materiales de construcción está el gato atigrado tirado en la grava tomando el
sol, unos rayos cálidos y tiernos, aunque el aire frío propio de esta zona alta
de la Ciudad de México pega fuerte en las mejillas y sientes que te corta la
piel.
El gato echa miradas sin interés a su alrededor y comienza a limpiar su
pata izquierda. El chico de los tamales grita “hay tamales, tamales
calientitos: de dulce, de mole, de rajas. Ricos tamales oaxaqueños”, una y otra
vez. Su triciclo es amarillo, al frente carga dos botes de aluminio y arriba
una cubeta con vasos de unicel, rollos de papel de estraza, cucharas y bolsas
de plástico.
Las papelerías cercanas a la primaria se encuentran llenas. Los
niños corren, las mamás van detrás de ellos. En la entrada se quedan muchas
mujeres en pants, con tubos en el cabello, gorra, tenis, chamarras gruesas,
platicando animadamente. Obstruyen el paso, no cabe un alma más en ese pedacito
de banqueta. Una patrulla vigila de cerca la zona y un policía de tránsito
modera el avance de los coches y permite a los niños pasar a la entrada de la
escuela. Pocas son las tiendas que ya abrieron, aún es muy temprano. Pero los
perros ya empiezan a buscar el alimento.
Algunas mujeres bajan con pan y leche.
El camión de ruta pasa demasiado lleno y deja enfurecidos a muchos que ya no
pueden subir: unos esperan el siguiente, otros deciden caminar hasta la avenida
principal.
Al dar la vuelta, el camión del gas tomó el lugar del camión de
basura y los perros ahora están echados al sol, en un pedacito de periódico, la
portada sensacionalista de Metro, un niño pequeñito con uniforme de kínder lo
acaricia, su mamá lo regaña y se van.
Todo vuelve a la calma. El vecino quita
los adornos de Halloween de su casa y lo sustituye por su clásica bandera de la
Monu del América.
*Ejercicio del Taller de periodismo narrativo
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