30 de mayo
Andrés.
Hola, ¿cómo estás? Espero te encuentres bien.
A veces extraño demasiado mandarte imágenes estúpidas por
las mañanas o platicar contigo al llegar a casa, cada vez lo extraño menos, sin
embargo ahí está. Cada día te extraño menos y nos libero más.
He evadido durante varios días mis sentimientos, pero ayer
explotaron. Me había decidido a no escribirte, no buscarte, no llamarte y, por
supuesto, no verte, eso hubiera hecho más complicado el proceso. También
entiendo si no quieres responderme, sólo me dieron ganas de escribirte. Me ha
dado vueltas por la cabeza cada cosa, cada palabra y cada hecho, y he llegado a
la conclusión que debo admitir mis culpas, mis errores y mis fallas.
La más grande: no haber sido clara y sincera, haberme callado mis sentimientos. No haberte dicho lo que sentía, que me estaba enamorando y que te quería. Por haberme involucrado más de lo que se debía. No debí callarme, pero tenía miedo a que te alejaras, a yo alejarme, siempre huyo y esta vez no quería huir, tenía ganas de sentirlo y vivirlo. Corrí el riesgo. He empezado a ver mis errores y ésos los asumo, o los estoy asumiendo.
La más grande: no haber sido clara y sincera, haberme callado mis sentimientos. No haberte dicho lo que sentía, que me estaba enamorando y que te quería. Por haberme involucrado más de lo que se debía. No debí callarme, pero tenía miedo a que te alejaras, a yo alejarme, siempre huyo y esta vez no quería huir, tenía ganas de sentirlo y vivirlo. Corrí el riesgo. He empezado a ver mis errores y ésos los asumo, o los estoy asumiendo.
Te extraño. En verdad te extraño.
A veces por las mañanas veo alguna imagen, un chiste o el
simple saludo que, sé, no te puedo compartir y que no debo hablarte por salud
mental mía y tuya, de ambos. Por las noches al llegar a casa quisiera platicar
contigo para saber de tu día o te cuente lo que yo hice o aprendí, para saber
cómo vas con todos tus asuntos… pero no. Eso no se puede, no por el momento.
Por eso quisiera saber cómo estás… Estos días me he sentido extraña, tan ajena
a mí, a mi cara, a mi cuerpo. Juro que la persona que veo en el espejo no la
reconozco y ni siquiera me siento como yo. ¿Te ha pasado? Cambió algo en mí y
no sé qué es.
Haz todo por llegar a tu meta y quítate ese miedo al cambio,
a tomar decisiones. Eso –te dije– me desesperaba de ti. No seas tan indeciso,
tan inseguro; a veces se debe tomar al toro por los cuernos y cambiar.
Lanzarse. Saltar al vacío. Arriesgarse. Hazlo, las cosas no siempre son tan
seguras y salir de la zona de confort también es sano y aprendemos. Aunque te
dé miedo, hazlo. Sé que puedes y yo, a la distancia, confío en ti. El ser
humano debe moverse, cambiar para estar vivo; cuando está estático, muere. Es
todo (creo).
Con cariño, Yuriko.
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