Por primera vez, me desmoroné en brazos de mamá y le conté mi pena. Le dije casi todo y no dejé de llorar. Me consoló un buen rato, me abrazó y dijo que todo estaría bien.
"Equivocarse está bien, hija, es natural porque así aprendemos de las cosas y las situaciones. Ahora, con este muchacho… intenta arreglar las cosas y perdónense porque veo que te duele mucho. Si las cosas no se arreglan, sigue adelante y si todo sale bien, no vuelvas a mentirle. Gana de nuevo su confianza…"
Me tranquilizó. Pero no dejo de sentirme culpable…
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