miércoles, 27 de noviembre de 2013

Para un guapo

No sé en qué momento, todo entre tú y yo se complicó. De pronto era tu lejanía, tu ermitañismo, tu familia, tu trabajo. Mis desmadres, mis salidas, mi insistencia, mi fatiga. El puto tiempo.

Ojalá hubiéramos salido más veces, ojalá me hubieras conocido menos jodida o menos caótica, así no te habría llevado entre las patas.

No te voy a mentir para nada, te extraño muchísimo. Pero tampoco ya no espero que me respondas las cartas ni los mensajes ni un correo. Cuando vine a Mérida fue con la firma idea de olvidar el dolor y perdonarme. No te he pensado. No te he extrañado. No me culpo y no te lloro. Es sincero.

Es hora de dejarte ir, de que todo este dolor punzante se acabe y que yo cierre este ciclo en mi vida. Tal vez siga con mis desmadres, tal vez la depresión se vaya o tal vez siga ahí acompañándome en las borracheras o en las reuniones familiares en el brindis. Tal vez tú no vayas a estar para ese entonces en mi vida. O, tal vez, estés más cerca que nunca. Tampoco guardo la esperanza.

El viaje, mi querido amigo, me ha ayudado para librarme de esta cadena que yo misma me coloqué en el tobillo para que se gangrenará el corazón; sin embargo, creo que ya fue suficiente de sufrirme, sufrirte y culparme por los dos.

El peso de la culpa ya me cansó: dejé el peso extra, te lo dejé en tu puerta. Yo cargué con mi responsabilidad y me otorgué el perdón. No, no te creas, sí te quiero; pero ya me perdoné el daño. Hice todo lo que estuvo en mis manos, lloré todo lo que debía llorar, escribí todo lo que pude escribirte y te quise hasta donde me alcanzo quererte.

Eras y siempre serás el guapo, ese vanidoso al que ya no buscaré, al que dejaré ir, a quien le dedicaré unos cuentos y un par de poemas, a quien soñaré algunas noches, a quien buscaré en alguna ocasión por nostalgia entre mis recuerdos, a quien desempolvaré para no borrarlo de mi memoria. Ojalá fuera otra Midori, ojalá fuera otra Faye, ojalá fuera otra; pero me tocó ser la misma Yuriko, aquí y ahora, para siempre.

No olvides que te recuerdo, que te tengo en mi corazón, que nos perdono y perdono al tiempo por lo que no pudo ser ni será. Me retiro por la buena, es la despedida.

Adiós, Héctor.

Video: Usted-Diego Torres y Vicentico



Tú me hiciste despertar, darme cuenta del daño. Usted fue siempre así, tan temperamental. Me has dicho cosas que jamás podré olvidar.

Te agradezco todo lo que fuiste, lo que significaste y significas en mi vida. Me enamoré de ti, de tu sonrisa, de tus letras y, ahora, aunque te extraño, no te buscaré; pero te agradezco la verdad...

Esta canción es para ti, guapo de redacción.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Diálogo VII

-Oye, mujer, ¡tienes unas piernotas!
- ¡Lo sé!
- ¿Y luego... dónde las escondes?
- En los pantalones.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Post trauma

Amanecí con dolor en el pecho y en los brazos, los ojos hinchados y dolor de cabeza.  
Por primera vez, me desmoroné en brazos de mamá y le conté mi pena. Le dije casi todo y no dejé de llorar. Me consoló un buen rato, me abrazó y dijo que todo estaría bien. 
"Equivocarse está bien, hija, es natural porque así aprendemos de las cosas y las situaciones. Ahora, con este muchacho… intenta arreglar las cosas y perdónense porque veo que te duele mucho. Si las cosas no se arreglan, sigue adelante y si todo sale bien, no vuelvas a mentirle. Gana de nuevo su confianza…" 
Me tranquilizó. Pero no dejo de sentirme culpable… 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Básicamente el adiós.

Sabía que te vería hoy, que estaba pactado; tal vez por eso decidí irme caminando para hacer que el nervio y la ansiedad se calmarán. Nunca es fácil. 
Caminaba por Reforma, agitada porque no sabía mi reacción y la verdad es que fue estúpida, estúpidamente nerviosa y estúpidamente incoherente en lo verbal. No supe explicarme y mis ideas fueron inconexas. Iba demasiado nerviosa como para expresarme con claridad. 
¿Nerviosa?, te preguntaras. Sí, nerviosa porque pese a todo yo te queria, yo quería estar contigo. Había planeado cosas entre ambos y tú, estoy segura, también habías trazado cosas para ambos como la boda de tu amiga o querías planear algo para mi cumpleaños.  
Algo en mí estaba segura que no llegarías para esa fecha y así fue. No estarás en mis 24, no celebraremos juntos este cumpleaños ni la boda ni las salidas a algunos antros ni platicaremos bebiendo cerveza. 
Tampoco te enojarás cuando te enteres que me enamore de alguien más y mucho menos que me besé con un reportero. 
No podré verte enojado cuando te des cuenta de mi incapacidad para amarte, de ser fiel y de entregarte mi corazón. Me alegra el fin de esto... es la verdad. 
Tengo miedo de que estaré sola sin tu abrazo, sin tus ronquidos, sin tus defectos y sin tus caricias. Sin tus cuentos y sin tu palabrería. 
Sonará idiota y vanidoso; pero jamás te creí tus "te amo" o "me estás enamorando", algo en mí no podía creer que tus 15 años de más fueran ingenuos para enamorarse de mí, te creí incapaz de quererme y de entregarte. Lo vi en tus ojos; pero quería intentarlo. 
Vi tus fantasmas colgados de tu espalda y la tristeza que velaba tus ojos. Observé el dolor en tus manos, ese peso que jamás querías volver a cargar. 
Siento que hayas terminado con los planes, las salidas, las cervezas, los besos, las caricias y la posibilidad. Siento muchísimo no haberme entregado más; siento que me haya cerrado al cariño que expresabas tener a esta loca que te contó su mundo. 
No podré llorarte mis crisis, mis miedos ni mis problemas laborales. Es mejor así. 
A veces creo que esa irrealidad en la que me sumergí de tu mano acabaría en un santiamén, violentamente; y que serías tú quien huiría. 
No estoy segura de muchas cosas, no tengo certezas en mi vida, no quiero hacer planes; pero muy profundamente te llevo como una astilla, pegadito a la costilla, sangrando porque aún dueles y destanteas el terreno. 
Sabía que el secreto de esto no duraría porque a nadie le decías que era tu novia... así jamás funcionaría. 
Fue una ruleta rusa y tocò la bala en mi contra. No, no te apures, sanara; siempre sana. 
Te digo adiós, gracias por la enseñanza. Nos re-conocimos y con eso me quiero quedar. 
Pronto te dire adiós y no dolerás tanto; no estarás fresco en mi mente... lo prometo. 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Cosas que uno piensa cuando está fuera de casa

Total, venía en Paseo de la Reforma y empecé a reflexionar sobre las cosas que uno hace para convencerse a sí mismo del amor, del cariño o de las cosas que uno pasa en la vida. 
Tenemos esa detestable costumbre de argumentarle a los demás la forma de pensar, de sentir o de vivir los momentos con nuestras parejas o familias; es decir, tendemos a explicar con bolitas y palitos las cosas que vivimos para que el otro en cuestión entienda que el morro con quien salimos sí nos gusta o sí nos lo queremos tirar o sí nos hace gritar en la cama o sí nos provoca placer… o sea, queremos explicarle a todos lo que, quizá, no entendemos o sólo para entenderlo cabalmente. 
¿De dónde me surgió la idea? Pasaba cerca de la glorieta del Ángel y un chico le dijo a otro: "es el güey con el que dices 'no sólo quiero voltearlo y darle con todo, es algo más…', ¿me explico?". 
Entonces, por qué intentamos que el otro entienda lo que es para nosotros una sensación. Por qué queremos insistentemente repetirnos que sí amamos al otro y tenemos que predicarlo con todos y por cualquier motivo. Por qué necesitamos expresar con razones aquello que no entiende argumentos. 
Tal parece que muchas personas lo hacen o lo hacemos para autoconvencernos; para convencer a la sociedad que estamos felices, que vivimos o sentimos. Para hacernos creer que sólo así estamos sintiendo; que sólo de esa manera demostramos que estamos vivos en esta sociedad. 

Y a mí ya me caga demostrar cosas y más a la sociedad… 

lunes, 4 de noviembre de 2013

Un descanso

Lo más seguro es que estas tres últimas semanas haya pasado por algunas desilusiones muy extrañas, una de risa, otra de enojo y una que me ha dolido mucho. 
Dicen que el que sirve a dos amos con alguno queda mal y eso más o menos me pasó esta vez a mí; me tocó perder… tal vez porque esta vez tenía miedo a perder. 
De unos años para acá, sin duda, me ha gustado jugar con el peligro, la adrenalina y con el fuego… al fin me quemé. Tal parece que estoy sólo dándome topes y madrazos tiro por viaje y de a gratis. 
Ya me cansé, la cosa está que arde (literal) y ya no quiero estar así. Lo mejor será dejar mis desmadres por un rato; darme una pausa y empezar a sanarme y conocerme a mí misma. 
No estoy tirando la toalla sólo ya me cansé de los problemas que me cargo… 

Un respiro, por favor…